Camila Pérez, Nancy Alvarán, Wanda Samboni y los hermanos Stiven y Jhon Ánderson Giraldo Londoño practican diferentes confesiones religiosas. Tienen en común; sin embargo, su fervor, que profesan el amor por un Dios y lo alaban con diversos cultos. Los jóvenes están seguros de que pertenecer a una u otra denominación no es una barrera para llevar una vida normal ni entablar relaciones sociales. Tienen claro el significado de la tolerancia y aceptan que cada quién busca en qué creer.
Los israelitas
Stiven y Jhon Ánderson Giraldo Londoño, de 13 y 11 años, respectivamente, pertenecen a una congregración israelita desde hace ocho años. No se cortan el cabello desde entonces por exigencia de la comunidad y se visten con túnicas y mantos todos los sábados en representación al pueblo de Jehová.
"La biblia dice que el sábado se debe guardar para la consagración del Señor", explican los estudiantes del Liceo Mixto Sinaí. Este día asisten a un templo ubicado en el barrio El Carmen para alabar, leer la biblia y conversar de temas religiosos con los otros miembros del colectivo. La celebración se inicia a las 7:00 de la mañana y termina 11 horas después.
"Nosotros no adoramos imágenes ni damos diezmo, sino que lo ofrecemos para la compra de un cordero, con el que se hace un rito especial. Esta secta nos enseña a vivir a imagen y semejanza de Jehová", dice Lina Constanza, mamá de los muchachos, y quien también pertenece al grupo, al igual que su hija menor Eyleen.
Stiven y Jhon creen que la fe que profesan por un ser superior es la misma a la que se atienen las demás religiones. Sienten que su congregación les da estabilidad, aprendizaje y la posibilidad de actuar en concordancia a la biblia.
"Actuamos regidos por los 10 mandamientos, una vez al mes -en luna nueva- no vamos al colegio porque es un día exclusivo para la adoración", indican los chicos, quienes recitan un discurso muy serio para su corta edad.
La católica
"No adoramos la cruz, a través de ella revivimos el momento en que Jesús dio la vida por nosotros. Lo mismo sucede con otras imágenes", explica Camila Pérez, católica de nacimiento. Está orgullosa de su religión, incluso, en la Semana Santa pasada se comprometió como misionera y visitó algunas casas para predicar la palabra de Dios. "Como una obra de misericordia visité el hospital Geriátrico y es increíble como te trata la gente, necesitan mucho afecto", cuenta la joven, que desde diciembre hace parte del grupo juvenil Donum Dei (latín de don de Dios), con el cual ya ha participado en retiros y en el que ha encontrado personas con sus mismos intereses.
La fe, asegura, no se ha perdido. "¿Cómo se puede decir eso, cuando en Brasil se reunieron alrededor de 3 millones de jóvenes? Aunque la gente practique diferentes religiones, todas tenemos en común que amamos a Dios. Eso no se discute", agrega la estudiante de la Escuela Normal Auxiliares de Enfermería ENAE.
Camila va a misa los domingos, reza en privado con frecuencia, usa camándula y se reúne muy a menudo con sus amigos de la pastoral para planear actividades en beneficio de los demás.
"Me alegra que Camila sea tan centrada. Uno escucha de otras mamás que cuentan que sus hijos están muy desapegados a la religión y preguntan: ¿Eso para qué?", opina Luz Marina Álvarez, mamá de la joven.
La cristiana
Lo que más le gusta a Nancy Alvarán del cristianismo es la espiritualidad. Acude martes, miércoles, sábados y domingos a la iglesia Nueva Generación Cristiana, en el barrio Cristo Rey, para rendir culto al Señor.
Es clara en decir que su religión no adora imágenes ni idolatra a la Virgen María. "No es que la odiemos, por el contrario, la respetamos porque es una mujer obediente, pero común y corriente", dice.
A Nancy, de 14 años, y estudiante del Instituto Universitario, le encanta cantar, orar, leer la biblia y aprender de sus errores, además, le gusta compartir sus creencias con otras personas."Es muy normal que todos busquen en quién o en qué creer. Encontré en esta religión una opción muy interesante. Da tiempo para la reflexión e invita a aceptar, tolerar y asumir otros pensamientos", dice.
Su mamá, Gloría Marín, es su mayor cómplice en esta faceta. Ambas asisten a las reuniones y se pasan buena parte de su tiempo libre organizando actividades.
"Muy claro dice la biblia que vendrán falsos profetas. Es justo acá cuando debemos tener pensamientos y creencias más sólidos y comprender que cada quién escoge el lugar donde se siente mejor", indica la señora.
La krishna
Antes de ser krishna, Wanda Samboni, de 13 años, fue católica y cristiana. Decidió plantarse allí porque está segura de que la confesión krishna se acerca mucho más a la realidad. "Es más conciente y abierta. Practicamos la meditación, reflexionamos sobre nosotros mismos y usamos para los cultos unas vestimentas propias de la India", dice la muchacha, del Liceo León de Greiff.
Su familia le dio la opción de elegir esta denominación religiosa y ella no lo dudó, pues además se siente identificada con el vegetarianismo: "La vaca la consideramos nuestra segunda madre y los animales en general son almas caídas. Nosotros no rezamos sino que entonamos el majá mantra (oración), cantamos y predicamos una mentalidad de amor y conciencia limpia", agrega.
Juan Carlos, papá de Wanda, asegura que la fe es la misma en cualquier tradición. "Cada quien elige lo que responde a sus necesidades. Lo krishna es algo más espiritual. Es una cultura que se remonta a mil 500 años atrás, así que mucho más antigua que el catolicismo y cristianismo", explica.
Hace poco, la joven estuvo en el Festival del Janmashtami, en la celebración del cumpleaños de Lord Shri Krishna, una de las representaciones más adoradas del hinduismo.
Cambio rotundo
"Las relación de los adolescentes con la religión no es como antes, hasta que la muerte los separe. Eso viene cambiando a escala planetaria desde hace 20 años. Ahora los jóvenes se rigen por el tema de la moda, y así como eligen una identidad política o el jean azul, eligen su religión. Hoy pueden ser cristianos, mañana católicos, máxime cuando ya estamos hablando de un contacto permanente con las redes sociales y entablan muchas relaciones sociales con sus compañeros de clase. La religión católica se relativizó y ya hay muchas denominaciones o confesiones religiosas que dan opciones sobre qué y cómo creer", explicó el profesor Fabían Sanabria, experto en religiones.
Papás, ¡pilas!
Según el asesor de familia Germán Villegas, los padres deben dejar que sus hijos elijan su religión, pero con acompañamiento. "Muchas veces quieren ser sin saber porqué, así que la tarea de los papás es cuestionarlos, ayudarles a averiguar más sobre lo que desean y darle estímulos. Las dos características juveniles son la curiosidad e inexperiencia, por lo que no se les puede permitir que hagan todo lo que les gusta. Hay que hacer uso de la autoridad, más cuando hay tantas tribus o sectas que tienen tantas ofertas".
La búsqueda de la verdad
"El adolescente busca en qué creer, empieza a cuestionarse sobre la fe y a preguntarse si Dios es real, eso es normal. Originalmente, en la elección de la religión, influye la familia, pero ya hay una libertad. En esta decisión también interviene el medio y la educación que se le imparta a los jóvenes, pues es natural que el ser humano quiera desarrollar esa dimensión espiritual innata", Jorge Hernán López, psicólogo.
No es obligación*
La enseñanza de la educación religiosa en los establecimientos educativos oficiales no está circunscrita a ningún credo ni confesión religiosa sino a un área del conocimiento para el logro de los objetivos de la educación básica. Ninguna persona será obligada a cursarla, pero para efectos de la promoción y evaluación de los alumnos cada institución debe decidir en su Proyecto Educativo Institucional PEI, qué programas desarrollar con aquellos estudiantes que hacen uso de su legítimo derecho a no recibirla.
* Con información del Ministerio de Educación.
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