Cuando Alejandra la embarra con su mamá procura portarse muy bien a la semana siguiente para contentarla. "¿De qué forma la has embarrado?", le pregunta un compañero de clase del colegio Pío X.
"Diciéndole algunas mentiras. Como que me voy para donde una amiga y en realidad termino en fiestas en Cali o Pereira", relata la joven.
Ella recuerda que su madre le concedió el primer permiso para salir sola con sus amigas cuando tenía entre 14 y 15 años. Le dio una hora exacta de llegada. Alejandra cumplió con lo pactado. Luego vinieron los actos de desobediencia y por ahí derecho, los pactos que proponían un cambio en su actitud. "Poco a poco ha ido cambiando la relación con mi mamá. Ya le cuento cosas que hice en el pasado y ahora tengo las 'pilas' más puestas en toda las actividades que hago. Uno va madurando y adquiriendo más responsabilidad", agregó la chica.
Es que el asunto de que los padres otorguen un consentimiento no es tarea fácil. Todo depende de la relación que haya entre padre e hijo: si el muchacho es rebelde tiende a mentir sobre sus amigos y posibles paraderos, y si por el contrario, es responsable, hay mayor honestidad en el relato de sus planes.
Así lo expone la psicóloga Luz Marina Jiménez, quien explicó que "cada familia tiene sus parámetros", por lo que ve en un primer permiso el momento propicio para entablar un diálogo entre padre e hijo en el que la responsabilidad, la sinceridad y la flexibilidad sean los parámetros centrales.
El caso de Jorge Arango, de 13 años, es diferente. Aún no ha tenido la oportunidad ni la necesidad de salir con sus compañeros. Explica que en la mayoría de actividades que realiza está presente su mamá."Con ella voy al cine, al centro comercial, a comer helado. Soy más bien solitario", advirtió el niño.
Algunos jóvenes de Manizales coinciden en que la clave para obtener las autorizaciones de los mayores está en el no romper con las reglas."Ser responsable, no tomar licor, contestar el celular y dar el número de contacto de los amigos con los que estoy" son algunas de las condiciones que le imponen a Daniel Loaiza, de 15 años.
Su primera experiencia se remonta cuatro años atrás. "Fui a cine con tres amiguitos más. Un papá de ellos nos llevó y nos recogió". Más adelante llegaron otro tipo de salidas. "A los 13 años estuve en una fiesta, pero no había licor. Incluso algunos papás estaban presentes". Vinieron otras invitaciones. "Llegué borracho a la casa. Me explicaron cuáles eran las consecuencias de ello, me sugirieron que no lo hiciera otra vez".
A Daniel ya no lo recogen, pero está advertido: "debo estar en casa antes de las 11:00 de la noche", contó el pelado. Una norma que de igual forma está regulada por un decreto municipal consistente en las restricciones a los menores de edad.
Para la docente y madre de dos jóvenes, María Beatríz Rodríguez, el éxito de una primera salida depende de la aplicación de los valores como la confianza y el buen uso de la libertad. "Hay modelos de comportamiento. Lo principal es hablar con ellos, ser controlador, pero no en extremo y decirles no cuando sea necesario",argumentó la maestra, quien aseguró que ya pasó por las etapas más difíciles de la crianza de sus hijos, que ahora los describe como"hechos y derechos".
*Recomendaciones de la psicóloga Aleida Mejía.
Según el psicólogo Javier Álvarez, un primer permiso es paso inicial para construir una buena amistad. El profesional recomienda a los padres investigar los peligros que amenazan al adolescente para advertirlo de ellos.
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