El único paseo que hizo Josept Andrés Forbes en Manizales fue a la Plaza de Bolívar. A cambio se lleva una gran anécdota de cómo sobrevivió a una caída del tercer piso del Hotel Escorial, una edificación republicana en la cual cada piso equivale a la altura de dos modernos.
Las palabras que le faltan a Josept Andrés Forbes Vallejo, de 13 años, se vuelven imágenes en su mente que le hacen recordar a cada momento cómo cayó del tercer piso del Hotel Escorial, dentro de un patio interior, el pasado 19 de noviembre a las 8:45 de la noche.
Una hora después del accidente su mamá, Mayra Vallejo, recibió en San Andrés una llamada en la que le informaban que el muchacho acababa de ser llevado de emergencia a un centro asistencial.
Así terminó la competencia de fútbol de salón para Josept, quien hacía parte de la delegación que participó en Manizales en la final de los Juegos Nacionales Intercolegiados.
Para Mayra también terminó el tema nacional de ese día: la pérdida de mar con Nicaragua y comenzó la preocupación por la salud de su hijo, el segundo de los tres que tiene.
El joven se tarda para admitirlo pero luego de un rato reconoce que todo comenzó con un juego de niños. "Me dieron con una almohada en la cara, entonces me doble y me caí".
Lo siguiente que recuerda ocurrió dos días después: vio a su mamá, que viajó desde la Isla a hacerle compañía, en la Clínica San Marcel en la unidad de cuidados intensivos. A partir de ese instante todo es una anécdota. Inclusive para los empleados del hotel.
En el patio donde cayó el adolescente hasta ayer permanecía la almohada blanca, ya percudida por los nueve días que lleva a la intemperie, con la que trataba de ganar un juego de niños. Siete días exactos estuvo hospitalizado, no compitió y a su equipo le fue bastante regular.
Además de la caída que le produjo una fractura en el antebrazo derecho, una fisura en la pelvis y un trauma en la cabeza, Josept se fue sin mucho que decir de Manizales, escasamente conoció las instalaciones del hotel y dos hospitales: el Infantil y la clínica San Marcel.
Ayer amaneció con su mamá en el hotel, apenas tuvo tiempo para caminar hasta la Plaza de Bolívar apoyado en una muleta y luciendo una férula en la mano. Al mediodía abordó el avión para Bogotá con conexión a San Andrés, donde deberá descansar y asistir a muchos controles médicos antes de volver a jugar y a sus actividades escolares en el colegio Flower Hill.
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