LA PATRIA | MANIZALES
Sentada en un mesón de la finca en la que vive desde hace un mes, Ana Delfa Tovar, la madre de Brahian Stiven Rivera, el niño que desapareció el 23 de noviembre del 2013 en la vereda San Gabriel, de Manizales, se lamenta al saber que el hombre que raptó a su hijo fue capturado, pero no confiesa qué pasó con él.
Ella lleva su viacrucis, no solamente tiene que lidiar con este problema, sino que debe hacer frente a los comentarios prejuiciosos de quienes la critican por no exteriorizar su dolor. Confiesa que su lucha es interna y que nadie sabe por lo que está pasando.
En su nuevo hogar, a media hora de la vereda San Gabriel, no hay un espacio destinado para Brahian. Ana Delfa siente que con las ilusiones de su hijo se llevaron las suyas, pero sueña con él y espera volverlo a abrazar.
Del niño, que en esa época tenía siete años, no se volvió a saber nada, pero por lo menos el trabajo minucioso de los investigadores de la Fiscalía permitió la captura de alias El Peruano.
En vano
Los esfuerzos por recuperar al menor han sido vanos, no se sabe si está enterrado, si se lo llevó el río Guacaica en esos días torrentosos a causa del invierno, o si está en poder de alguien. Al menor de cuatro hermanos lo sigue esperando su familia sano y salvo.
Ana Delfa nunca conoció al delincuente que se llevó a su hijo, solamente el día que lo tuvo que observar de frente en una audiencia. Desde ese entonces lo ha visto muchas veces, pero él no la mira y tampoco quiere confesar en dónde está Brahian.
"Lo quiero ver, pero lo odio por llevarse a mi niño. Quiero hablar con él, que me diga en dónde está", cuenta esta madre mientras se toca la cara, desesperada, tal vez queriendo despertar de la pesadilla.
El arte del engaño
La semana pasada, en el juicio oral, un juez declaró responsable por el delito de desaparición forzada a alias El Peruano, de unos 32 años, quien se hacía pasar por un ciudadano inca, pero que resultó ser un delincuente proveniente de Pereira, en donde lo capturaron el 14 de mayo del año pasado.
Usó el engaño para acercarse a sus víctimas, pues el caso de Brahian no es el único por el que lo responsabilizan. Tiene antecedentes por actos sexuales violentos en Cisneros (Antioquia). Se hacía pasar por un yerbatero e intentó abusar de dos mujeres, quienes detectaron sus malas intenciones cuando las tocaba.
Pero no descansó y buscó a una nueva víctima. Así encontró a una vecina en el mismo municipio. No era selectivo, violó a una mujer de 68 años. Incluso tiene otro antecedente por acto sexual abusivo contra menor de 14 años en Medellín.
Más fácil cae un mentiroso
El día que este delincuente desapareció con Brahian, una niña de seis años -que es la principal testigo del caso- recuerda a un hombre barbado y de cabello largo. Cuando lo capturaron estaba calvo y rasurado, y al parecer, fueron constantes los cambios en sus rasgos.
No solamente fingió ser recolector de café. Llegó a San Gabriel diciendo que era un artesano y pintor. Dos testimonios fueron clave. El de la menor, quien acompañaba al niño el día de su rapto y que se negó a ir con ellos a comprar supuestamente dulces. Y el de un volquetero, que ese día se dirigía a recoger piedras del río.
Sumado a esto, los empleados de la finca en donde trabajaba El Peruano lo reconocieron y aseguraron que su actitud fue sospechosa, pues desde que entró al predio desapareció por unas horas y luego renunció.
"Este trabajo no es para mí. Ustedes no me han visto". Con esa frase se despidió El Peruano de los otros trabajadores de la finca, luego de desaparecer por unos 45 minutos con el niño, con quien no regresó. Los investigadores determinaron que hubo indicios de mentira y de mala justificación.
Condena
Por este delito, podría estar entre 26 y 45 años en prisión y tendría que pagar una multa entre $800 y $2.900 millones. La sentencia se conocerá el 16 de abril.
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