LA PATRIA | MANIZALES
Un inusual servicio atendieron los patrulleros Davian Alberto Londoño y Wílmer Felipe Taborda, adscritos al cuadrante 12 del CAI Liborio. Les reportaron que una persona pedía auxilio, pero solo se escuchaban voces.
El caso sucedió en una ladera de la antigua vía a Arauca, cerca de los lavaderos de carros (El Tierrero). Al 123 de la Policía entró la llamada y desde allí les encomendaron la misión a los patrulleros del sector.
Eran las 3:00 de la tarde del pasado martes. “Estábamos cerca del sitio, las indicaciones nos llevaron a un costado de los lavaderos. Esta vía está olvidada. Son pocas las personas que transitan por acá” indicó Taborda.
Inicialmente no notaron nada extraño, por lo que se devolvieron, pero segundos después decidieron realizar otro recorrido, para buscar en la ladera que lleva a la quebrada Olivares. “No es común que a uno le pidan esta clase de ayuda”, dijo.
Descendieron unos 50 metros. Observaron una casa de madera. Allí una mujer les comentó que llevaba varios días oyendo las voces de auxilio y mencionaba un nombre: Mario.
El rescate
Un ciudadano se unió a la búsqueda. A 150 metros desde el borde de carretera, cerca de una canal, captaron la voz entrecortada y débil. Los patrulleros se guiaron por ese sonido, que por momentos se perdía debido al ruido de la quebrada.
Encontraron a una mujer de unos 80 años, con la ropa sucia, en el suelo, sin poder caminar, quemada por el sol y con lo labios resecos. Notaron que tenía puesta una argolla de matrimonio. “No sabíamos si sonreír o llorar”, dijo Taborda.
Calcularon que llevaba una semana en ese sitio. De inmediato improvisaron una camilla con un lazo, una silla abandonada y cuartones. La subieron por la colina hasta la carretera, en donde los esperaba una ambulancia.
Por fortuna la mujer estaba bien. La trasladaron a la Unidad de Protección a la Vida (UPV) en el barrio San José. En la institución manifestaron que se trata de una habitante de Pueblo Rico (Risaralda), quien ya estuvo una vez en Manizales con el esposo, ambos en condición de calle, por lo que los devolvieron a su lugar de origen. Lo mismo hicieron con ella en esta ocasión. Solo saben que se llama Leonisa.
Se sabe que su pareja sigue en Manizales, pero aún no lo encuentran para reunirlos de nuevo en el municipio risaraldense.
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