LA PATRIA | MANIZALES
Alfonso Londoño, de 41 años, llevaba ocho meses en Ciudad de México esperando a que le saliera un trabajo en el sector de la construcción. Mientras tanto, laboraba en oficios varios con unos amigos, también colombianos. Pero el trabajo nunca llegó y un conductor lo mató el sábado pasado.
Él vivía junto a un hermano en un edificio del sector conocido como Colonia del Valle, y justamente al frente de allí, cuando intentaba cruzar la vía junto a un amigo en la madrugada, apareció un vehículo sin luces que lo atropelló. Su compañero alcanzó a llegar al andén, pero él no.
Luego del accidente, el conductor emprendió la huida y no dejó ningún rastro. Él murió, y ahora sus familiares claman porque las autoridades mexicanas investiguen, pues aseguran que hay varias cámaras en ese sector y no quieren que la muerte de su ser querido quede impune.
De conducta intachable
Según Víctor Manuel, hermano de Alfonso, él era un hombre íntegro en todos los aspectos, ejemplar como hermano, hijo y padre. Tenia cuatro niños y era el segundo de seis hermanos.
Aunque el accidente ocurrió hace ocho días, sus familiares aseguraron que repatriar el cuerpo no fue tan difícil como se lo esperaban, pues el jueves pudieron tenerlo en sus manos y le dieron cristiana sepultura ayer en la mañana.
Alfonso, además de ser un trabajador de la construcción, fue comerciante y le gustaba practicar karate, que aunque no era un profesional en la materia, disfrutaba enseñándoles a otros los secretos de este arte. Decidió irse a México a encontrar un mejor futuro, pero el carro fantasma terminó acabando con sus ilusiones.
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