LA PATRIA | MANIZALES
La adolescente víctima fue llevada a varias valoraciones psicológicas para ayudarla a recuperarse del trauma. Incluso, en dos ocasiones intentó quitarse la vida. Una fue el día del cumpleaños.
Este relato se lee en la sentencia contra Jeison Alexánder Hernández Ayala, condenado por el Juzgado Penal del Circuito de Circuito de Riosucio a 13 años de cárcel por acceso carnal y actos sexuales abusivos con menor de 14 años . La víctima, una menor de edad.
Todo empezó con un proceso administrativo para restablecimiento de derechos adelantado por la Comisaría de Familia de Supía. La adolescente relató que el 20 de diciembre de 2017, cuando tenía 11 años, fue trasladada en motocicleta por el hoy condenado, desde su residencia ubicada en una vereda de Supía hasta el corregimiento de Irra (Risaralda).
En el trayecto se desvió por el sector La Clara y la llevó a zona boscosa para desvestirla, tocarla con lujuria, más otros vejámenes. La menor guardó silencio por temor a represalias futuras, pero un año después decidió contarle todo a una tía.
El 25 de julio pasado capturaron al señalado. Lo llevaron a audiencia, no aceptó los cargos y le dieron medida intramural. El juicio oral culminó con sentido de fallo condenatorio. Hernández Ayala tiene 30 años, es minero y natural de Supía.
Relato
La mamá de la víctima indicó que el sujeto, muy allegado a la casa, le pidió permiso para llevarse a su hija hacia Irra y acompañarle a la esposa, quien se encontraba en embarazo. Regresó dos días después. La notó, desde ese momento, muy rebelde, el rendimiento académico no fue el mismo. No le decía qué le pasaba.
El tipo, el día del abuso, se bajó de la moto en el sector El Palo y le prometió a su víctima que eso no volvería a pasar, que se lo juraba por el bebé que venía en camino. La menor contó que cuando tenía 3 o 4 años, Jeison Alexánder le tocó sus genitales.
"Decidió desviarse por zona marañosa, dentro del mismo trayecto, demostrando su indeseable intención de acometer con lujuria a su pasajera, quien presa del miedo y la zozobra se convirtió en testigo/víctima de la conducta, dejando entrever que no fue fantasiosa en la narración y mucho menos inventiva de lugares", expresó el juez.
El juzgador encontró inconsistencias, pues mientras se trató de acreditar que en esa época el sindicado trabajaba en un restaurante de Filandia (Quindío), la esposa comentó que laboraba en minas, todo el día. "(…) y que cuando vivieron en Circasia, no en Filandia, él trabajó en una casa-finca, jamás mencionó restaurante alguno, cayendo en serias lagunas memorativas cuando el defensor la increpaba para que forzadamente dijera algo sobre ese empleo en el restaurante". El defensor del condenado apeló y el caso pasó al Tribunal Superior de Manizales.
Superar
* Las víctimas necesitan acceder a psicoterapia y muchas veces tener apoyo psiquiátrico. Los momentos de angustia son demasiado elevados.
* Son procesos largos y dolorosos donde no solo van a necesitar el apoyo del psicoterapeuta, sino también el de su familia. Ni olvidar el abuso, ni minimizarlo, ni negarlo, ni pasar la página, ni dejar de quejarse, ni enterrarlo en el pasado, nada de esto ayuda a superar un abuso sexual.
* Para ayudar a alguien que ha sufrido abusos resulta crucial la aceptación incondicional de su palabra cuando lo cuenta, así como acoger todas las emociones que surgen ante el relato, por muy increíble que parezca.
* Soltar la rabia ayudará a sanar las heridas y a conectar con la tristeza y el dolor sufrido.
* Información de www.cuerpomente.com
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