LA PATRIA | MANIZALES
"Solo esperamos un milagro de Dios", respondió Lorena, madre de Robert Stiven Bermúdez Salgado, de 16 años, uno de los dos hinchas del Once Caldas agredidos a piedra el pasado domingo, cuando regresaban del partido que el equipo blanco le ganó al Deportivo Pereira, 3-0.
Desde el hospital San Jorge de la vecina ciudad, donde su hijo permanece en cuidados intensivos en un coma profundo, la señora relató que Robert Stiven fue agredido cuando viajaba en un yip. El otro herido fue Juan Camilo Ramírez Marín, de 20 años (ver recuadro).
"Fue por los lados de Santa Rosa. Tiene un trauma craneoencefálico y ni mejora, ni empeora. Me avisaron a las 7:00 de la noche. Lo complicado ahí fue que la Policía de Pereira dejó salir primero a los hinchas matecañas y, claro, tuvieron tiempo de adelantarse, esconderse y preparar la agresión", manifestó la madre.
Recordó a su hijo, nacido en Marquetalia, como muy casero, amante del fútbol y entregado desde hace un año a este deporte. No estudiaba, pero lo primero que pensaba hacer el pasado lunes era matricularse para validar el bachillerato.
"Ojalá mi Dios permita tenerlo de nuevo en casa", concluyó.
Juan Camilo Ramírez Marín, de 20 años, el otro hincha del Once Caldas herido, solo se acuerda de cuando recibió el golpe en la cabeza y cayó del vehículo en el que se transportaba. "Casi me matan", les dijo el pasado martes a sus familiares, que lo visitaron en una clínica de Pereira.
El aficionado, perteneciente al Parche de Fátima, regresaba junto a otros hinchas de ver ganar 3-0 al Once Caldas frente al Deportivo Pereira. Cuando pasaban por Santa Rosa fueron atacados a piedra desde un monte, según ellos, por seguidores del equipo matecaña.
"Juan Camilo iba en un yip. La piedra le golpeó la cabeza y se cayó del vehículo. Quedó muy raspado y aporreado. Falta definir si lo deben operar o no, pues un especialista dice que sí y, el otro, que no", explicó su hermano Miguel
Testigos del hecho indicaron que no saben cuántas personas los atacaron. Los ocupantes de los demás vehículos de la caravana no pudieron hacer nada, pues la Policía les dijo que se encargaría de eso.
"Juan Camilo está muy bien, animado y ya habla mejor, pese a que en la caída se golpeó el hombro, la cara, las rodillas, las manos y la espalda". Manifestó que es un muchacho trabajador, extrovertido, recochero, de ambiente, que no se amarga por nada. Viaja, cuando puede, a algunos partidos del equipo.
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