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Sentadas en la sala de su apartamento, las hermanas de Alberto Castaño Aguirre esperan a que su hermano aparezca vivo o muerto, buscan saber de su paradero para así ,como dicen ellas, “tener el alma y el corazón tranquilos”.
Fabiola Castaño, una de sus hermanas, levanta la mirada y recuerda a Alberto, del que no sabe nada desde el 13 de diciembre de 2010. Ella no sabe qué pensar ante su extraña desaparición, ya que siempre lo consideró como un hombre serio, dedicado al trabajo, inteligente y que durante 25 años se dedicó a trabajar en el Banco Agrario.
"Él es ejemplar, no sabemos qué fue lo que pasó y queremos que todo esto tenga una luz”, afirma la señora.
La semana pasada la familia Castaño Aguirre recibió una noticia que, aunque triste, les podría indicar el paradero de Alberto. En un campo abierto de la vereda San Juan, de Armenia, en un sector conocido como Chagualá, un campesino encontró restos óseos de un ser humano y dio aviso a las autoridades.
Fuentes oficiales indicaron que en el sitio hallaron prendas de vestir deterioradas. Entre estas algunos documentos de identidad y pertenecientes a Alberto Castaño Aguirre.
No llegó a trabajar
Alberto nació en Marulanda y se caracterizó por ser una persona cumplida con sus labores. Asistía a las capacitaciones de la entidad bancaria, le gustaba estudiar, aseguran sus hermanas.
Se apasionó por el tema de las finanzas, por lo que se especializó en gestión bancaria. Hace 25 años ingresó al Banco Agrario y trabajó en varias sedes del país. Desde hace varios años se radicó en Armenia, donde fue subdirector de esta entidad, hasta el día en que se desapareció.
Este hombre de 51 años siempre fue muy cumplido. Sin embargo, el día de su desaparición nunca llegó a trabajar, mucho menos a abrir el banco, que era su principal labor.
Preocupada, una compañera llamó a Fabiola a preguntarle si sabía el por qué Alberto no había ido a trabajar. "Recibí la llamada diciéndome que mi hermano no había ido al Banco, pero yo no sabía el motivo. Nos comunicamos a Armenia y, efectivamente, todo el mundo lo estaba buscando, pero nadie daba razón de él".
La última vez que sus hermanas tuvieron comunicación con él fue el día anterior a su desaparición. "Nos llamó a las 10:30 de la noche a darnos las buenas noches. Lo noté algo aburrido, pero me dijo que estaba bien", recuerda Fabiola.
Restos óseos
La familia del marulandense puso la denuncia de la desaparición en la Fiscalía, entidad que comenzó la búsqueda. La tarea fue infructuosa. Ni sus compañeros, ni la esposa, ni los hijos tenían idea de lo que le pudo haber pasado. La única persona que lo vio ese día fue la señora de la casa donde estaba viviendo, quien aseguró que había salido del lugar.
Aunque todo indica que el esqueleto sería de esta persona, las autoridades manifestaron que falta la prueba de ADN con la que se establecerá si es el caldense. Además trabajan para establecer las causas de su deceso.
Ahora las hermanas, los dos hijos y su esposa esperan a que todo se aclare para tener tranquilidad. Por eso piden a la justicia agilidad en el proceso.
El dato
20 meses lleva desaparecido el caldense Alberto Castaño.
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