Foto | Cortesía Policía | LA PATRIA
Ocho años de experiencia en carreteras le permitieron al uniformado de tránsito descubrir que algo anormal había en el vehículo. Sobre este tipo de caleta no se tenía conocimiento en la región.
LA PATRIA | MANIZALES
La experiencia de un uniformado de la Seccional de Tránsito de la Policía le ganó al ingenio de los traficantes que, en esta ocasión, usaron como caleta el espaldar de los asientos traseros de un automóvil.
El balance del hallazgo fue la captura de dos hombres, la incautación de un vehículo y 25 kilos de marihuana tipo cripa envueltos en igual número de empaques.
Una simple maniobra del conductor les bastó a los policías para sospechar. El hombre pretendía adelantar un camión cerca del peaje de La Manuela, entre Chinchiná y Tres Puertas.
Sin embargo, cuando divisó un puesto de control en la carretera volvió a retrasarse. Los uniformados se dieron cuenta de la acción sospechosa y detuvieron el tráfico. Los dos ocupantes se identificaron como trabajadores que viajaban del Valle del Cauca a Medellín para operar maquinaria de construcción.
Luego de la identificación se solicitó un registro del automóvil. Un miembro de la institución notó que el asiento trasero no contaba con el seguro que permite doblar el espaldar hacia adelante.
Algo raro había
Buscó otro mecanismo, aplicó fuerza, pero el asiento era inamovible. Le pidió entonces al conductor que le abriera el baúl para mirar qué llevaba atrás. Desde la bodega notó que el espaldar era de un material metálico.
Se trataba de una lámina de acero. Volvió al asiento y levantó el cojín. Allí descubrió dos cables, uno de ellos no correspondía con el sistema eléctrico normal de un carro. El espaldar seguía inmóvil.
El uniformado palpó la superficie y llevado por la sospecha metió la mano por debajo, sustrajo un poco de espuma y tocó los paquetes. De inmediato se apoyó en sus compañeros para que capturaran a los dos hombres.
Distribuidos en el espaldar estaban los 25 paquetes. Debido a que los detenidos hicieron uso de su derecho a guardar silencio y no revelaron cómo funcionaba el sistema, el carro fue objeto de una inspección más minuciosa de la Sijín.
Varias horas se demoraron los investigadores para descubrir qué botón activaba el mecanismo, de manera que el espaldar bajaba solo dejando al descubierto la caleta para guardar la droga.
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