Ilustración | LA PATRIA
Un patrullero de la Policía que se declara temeroso por lo que le pueda pasar a él y a su familia, a manos de miembros de la misma institución, decidió romper su silencio y dar a conocer detalles de un operativo fallido en Chinchiná.
Giraldo, apellido del patrullero, quien ahora está asignado a una subestación rural de Manizales, habló con LA PATRIA y con Q'hubo, luego de otorgar una entrevista al noticiero radial Alerta Manizales de la emisora La Cariñosa.
El caso se mantuvo en silencio durante nueve meses, tiempo que lleva la investigación disciplinaria en contra de dos tenientes, un sargento y dos patrulleros, que laboraban en el municipio cafetero, cuando ocurrieron los hechos.
A las 5:30 de la tarde del 6 de mayo del 2013, los uniformados salieron a verificar una información sobre un tráfico de armas en la vereda El Trébol de Chinchiná, límite entre Caldas y Risaralda. Ellos iban dotados de fusiles, armas cortas, chalecos antibalas y equipos de comunicación. Fueron acompañados de un civil, quien era el informante.
En el momento en que llegaron aparecieron dos camionetas con agentes de la Sijín de Pereira (Risaralda) y los interceptaron. Giraldo advierte que estuvieron a punto de matarse entre policías, ya que los otros hombres también estaban dotados de fusiles y armas cortas.
"Nos capturaron", afirma Giraldo sin dudarlo, porque les quitaron las dotaciones, los equipos de comunicación y los llevaron al Comando de la Policía Metropolitana de Pereira.
Los separaron y a cada uno les pusieron vigilancia. Al día siguiente, a las 5:30 de la mañana los mandaron para el Comando de Policía de Caldas. El comandante, coronel David Benavides Lozano, los envió a vacaciones para que consiguieran abogados de cara al proceso disciplinario que se les abría en ese momento.
Antes de terminar sus vacaciones a Giraldo lo contactó un oficial quien se identificó como capitán Fernando Hernández Orrego, de la Dipol de Bogotá. Agrega el patrullero que la propuesta que le hizo el superior es que permaneciera cerca de los dos tenientes involucrados en el caso disciplinario. "Me dijo que trabajara con los buenos estando con los malos", aseguró.
Dos conversaciones sostuvieron el patrullero y el capitán. En ambas, el primero tuvo la precaución de grabar los diálogos. LA PATRIA tiene copias de esas grabaciones, así como la transcripción de las mismas. Él señala que posee un video en el cual quedó registrado el encuentro con el oficial.
En los audios se menciona a la comandante de la Región 3 Eje Cafetero de la Policía, general Mireya Cordon, como persona que aparentemente conoce la propuesta y sería eventual garantía para el patrullero en caso de adelantar una operación o proceso judicial.
La idea que le expresó el capitán de la Dipol es que los tenientes eran delincuentes y que por ello necesitaban seguirlos. Para lograrlo Giraldo debía involucrarse en "las vueltas", como se refieren a las actividades ilegales en el interior de la institución.
En un encuentro el capitán Hernández le entregó $50 mil para que se comunicara con él. Sin embargo, Giraldo embaló y rotuló el billete, para entregarlo como prueba a un coronel en Pereira, que tiene a cargo el proceso disciplinario.
Agrega el patrullero que el mencionado oficial envió una solicitud de inhabilidad para continuar con el disciplinario, pero la inspección general de la Policía no se la aceptó y le ordenó seguir en el proceso.
La percepción que tiene el patrullero Giraldo es que lo estaban induciendo a delinquir para luego involucrarlo en la falta y judicializarlo.
El uniformado, visiblemente afectado por el estrés y la presión que vive su familia, insistió en varias ocasiones, durante el diálogo con LA PATRIA, que cualquier daño que le puedan hacer vendría de la misma institución.
"Yo trabajé cuatro años en Medellín, participé en la incautación de una tonelada de coca, intentaron sobornarme, pero no acepté", señala y afirma que con ese antecedente que le mereció ganar buen nombre no iba a aceptar involucrarse en algo ilícito.
Por lo pronto espera para los primeros días de marzo el llamado a imputación de cargos para él y los otros cuatro uniformados. La falta que les enrostrará un fiscal será abandono de puesto y peculado por mal uso de las armas.
El hecho de que se abra el proceso en la justicia penal militar asusta aún más a Giraldo, sobre todo luego de haber aportado las pruebas de la propuesta del capitán Hernández. Puntualiza diciendo que no las han tenido en cuenta.
Los policiales a quienes capturó la Sijín de Pereira ejercían las siguientes funciones, según el grado, para la época de los hechos:
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Comandante de la Policía de Chinchiná. Ordenó el operativo y eligió a los uniformados que lo acompañaron.
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Un teniente adscrito a la Estación de Chinchiná. Al parecer fue el que conoció la información, por una fuente civil, sobre el tráfico de armas.
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Un sargento adscrito a la Estación. El día del operativo estaba incapacitado, porque días antes en un procedimiento un detenido lo lesionó en una mano, con un mordizco.
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Un patrullero de la Policía de Tránsito. Fue llamado por el comandante de la Policía para adelanta el operativo.
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El patrullero Giraldo. Estaba asignado como escolta del alcalde de Chinchiná, pero seguía figurando como agente de vigilancia. El comandante le ordenó entregarle el puesto a otro patrullero para ir con el grupo al operativo.
El fiscal encargado del caso está adscrito al Gaula. Por medio de la oficina de prensa de la Fiscalía manifestaron que no se podía dar información del tema, ya que está en etapa preliminar y cualquier error lo podía entorpecer.
La general Mireya Cordon, no contestó el celular. Se recuerda que hace ocho meses, cuando se le solicitó información de lo sucedido, aseguró que nada pasaba.
De igual manera respondió el Comandante de la Policía de Caldas, coronel Benavides: "allá no pasó nada, simplemente fue una información que no fue verificada y hubo malos entendidos. No hay que darle tanto color al tema".
Por su parte, el Comandante (e) de Policía de Caldas, coronel Jhon Milton Arévalo, ayer respondió que la Policía cuenta con los mecanismos para autorregularse. De igual manera señala que se está siguiendo el debido proceso. Enfatizó que el deber superior de la institución es garantizar que existan funcionarios transparentes, idóneos, probos, que cumplan con ley en la comunidad.
Quien ejercía como comandante de la Policía de Chinchiná en mayo pasado, hoy está detenido en la Cárcel La 40 de Pereira, por un caso de secuestro extorsivo.
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