
LA PATRIA | MANIZALES
"Para eso no hay droga", expresa María Eneida Llano, mientras observa junto a su esposo, Elí León, las fotos de dos hijos y un nieto.
Esta familia samaneña vive hoy un triple dolor: a José Ubeimar, uno de sus cinco hijos, lo enterraron el pasado domingo, pues murió en un accidente de tránsito en Cali; de José Ósmer, otro de sus descendientes, no saben nada desde hace un mes que se comunicó por última vez; y a su nieto Robin Farley León, que se crió con ellos, le perdieron el rastro hace cuatro años.
"Estamos muy tristes por la muerte del muchacho. Ocurrió el Jueves Santo y esa misma noche nos avisaron. Hace 15 meses no nos veíamos", explicó la señora. A José Ubeimar, de 45 años, lo atropelló un camión en el barrio Desepaz, al oriente de Cali. Iba en su moto y por no respetar un pare lo embistió un vehículo. Murió en el lugar.
Vivió por espacio de 11 años en una finca de Manizales, donde cultivaba café, plátano y árboles frutales. Luego trabajó durante cuatro meses en una empresa transportadora de Pereira. Llevaba mes y medio en la capital del Valle, en un supermercado.
María Eneida aprovecha para hablar de la desaparición de José Ósmer. "Lástima, no le pudimos avisar de la muerte del hermano. La última vez que supimos algo de él estaba en Anserma. Me mandó una plata, pero hasta el sol de hoy. Ni teléfono tiene. Ojalá lea esto y nos llame".
Pero el drama no para. Robin Farley, el nieto, es como otro hijo para ella, pues se crío a su lado durante 20 años. En el 2012 le perdieron el rastro.
"Me giraba plata, me llamaba cada ocho días y dijo que andaba en Bolívar (Antioquia) cogiendo café. Es muy guapo, le gusta trabajar para conseguir su propio dinero y darse gusto. Muy sano, no le gustan los vicios. Lo extrañamos".
Recordó que le giró $100 mil y le dijo que en una semana la llamaba y le mandaba más dinero. Pero desde eso se perdió del mapa.
María Eneida vive ahora con su esposo y un hijo. Se siente tranquila, aunque sufre ataques de epilepsia. El domingo lloró mucho, porque se le juntaron todas las penas.
"Era imposible no desahogarme, estoy muy estresada y fregada. Para eso no hay droga. Mi remedio es que los que no aparecen se comuniquen".
En Caldas reportaron a 310 desaparecidos en el 2015. 185 regresaron a sus hogares y 115 siguen perdidas.
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