
LA PATRIA | MANIZALES
Eran las 5:00 de la tarde del pasado martes. Los primos John Deiby Bedoya y Jeiber Espinoza Ramírez intentaban meterse a la Quebrada Gallinazo en compañía de Rufo, su perrito criollo. Sin embargo, a esa hora la intensidad de la lluvia hizo que el afluente se creciera y se llevara por delante las ramas, el rastrojo y al animalito.
Jeiber se lanzó e intentó rescatarlo, pero la fuerza de la avalancha también lo arrastró. Fue tal la potencia del agua, que su cuerpo y el de su primo quedaron sin ropa. Sin embargo, Bedoya se salvó porque llegó a la orilla.
Al verse impotente frente al desmadre de la naturaleza, que ahogaba a su pariente y a su perrito, salió hasta el hotel Termales para llamar a la Policía. Algunas personas trataron de auxiliar con un lazo a Jeiber, pero su nado iba, sin freno, hacía la eternidad. Mientras tanto, a bomberos de Villamaría llamó una mujer reportando que un hombre había sido arrastrado por la corriente.
Según el teniente Jorge Iván Quintero, comandante operativo de Bomberos Manizales, el cuerpo recorrió aproximadamente 10 kilómetros.
A las 7:30 de la mañana, un vecino del barrio Santa Ana le avisó a Diana Milena Murcia que había visto el cadáver. Ella, acompañada por su esposo, un cuñado y tres vecinos, bajó hasta el borde la quebrada. Allí vieron al occiso, desnudo, abrazado a un tronco, con un golpe en la cara y las costillas rotas. Minutos después, aparecieron funcionarios de la Sijín de Villamaría. A las 8:30 de la mañana hicieron la inspección técnica del cuerpo.
Una hora después llegaron al sitio del hallazgo tres familiares de la víctima. Ahí estaba John Deiby, el sobreviviente. Sus lágrimas en ese instante reflejaban la tristeza de ver partir a su primo y a Rufo. Ellos contaron que Jeiber cumpliría 20 años el próximo 28 de abril, que venía de Mariquita (Tolima) y llevaba ocho días paseando en el barrio San Antonio, de Manizales, donde su tío Jhon Fredy Quintero.
Los dos primos, que eran muy amigos, se habían ido en la moto con la intención de bañarse en las aguas calientes de Termales. La víctima cursaba en su ciudad natal el grado 11 en las noches y laboraba en construcción. Su cuerpo fue trasladado hasta allí para ser velado hoy. Rufo y Jeiber chapucean ahora en el mar de los recuerdos.
En la madrugada del 6 de diciembre del 2011, una avalancha que se generó en las inmediaciones de la planta Luis Prieto, y que bajó con gran fuerza hasta el sector de Lusitania, no solo dejó varios días sin agua a Manizales, sino que le arrebató un padre y un abuelo a una familia. Carlos Enrique Ríos, de 72 años fue arrastrado por la avalancha.
Según Jorge Andrés Bernal, director de la Unidad de Gestión del Riesgo de Manizales, la fuerza de la avalancha fue tal, que para evitar tragedias ordenaron a ocho familias de tres casas vecinas del sector de Maltería, evacuar preventivamente. Según narraron algunos afectados, les ofrecieron un subsidio temporal de $250 mil para ayudarles a pagar arriendo en otro lugar seguro. En Manizales fueron 50 las evacuaciones preventivas, tras las intensas lluvias.
Por recomendación de los organismos de socorro, los empleados de las empresas, ubicadas en la zona industrial de Maltería, fueron enviados a sus casas y regresarán a sus labores cuando las condiciones climáticas lo permitan.
Al menos 200 personas que habitan 30 viviendas corren peligro con una eventual creciente de la Quebrada Manizales, que bordea esa zona. Piden la presencia del alcalde para que los apoye y se quejan porque la situación ha ocurrido muchas veces y siempre, según ellos, la solución han sido pañitos de agua tibia. En el 2011 fueron evacuados en tres veces.
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