LA PATRIA | MANIZALES
A Cristian David Montoya Ordóñez lo absolvieron en primera instancia, en segunda lo condenaron, su proceso pasó a manos de la Corte Suprema de Justicia y allí ratificaron que es responsable.
A las 8:00 de la mañana del 16 de febrero de 2016, Johany de Jesús Agudelo Arbeláez (le dieron 17 años de condena) mató a Francisco Javier Montoya Castaño al dispararle en cinco oportunidades con arma de fuego, instantes después de haber salido de la finca La Germania, ubicada en la vereda Travesías, de Belalcázar, en donde residía.
Como determinador del homicidio fue señalado, por el sicario, Cristian David, de 19 años para la época de los hechos, quien en primera instancia terminó con sentido de fallo absolutorio, por lo que el ente acusador apeló ante el Tribunal Superior de Manizales, que revocó esa decisión el 19 de junio de 2019 y lo condenó a 33 años de cárcel. Se ordenó su captura.
Contra esta decisión, la defensora de Montoya Ordóñez presentó recurso extraordinario de casación, el cual fue admitido el 24 de marzo de 2021. La abogada alegó falsa apreciación de la prueba y que el sicario, al señalar a su cliente, buscaba beneficios, como un principio de oportunidad, que finalmente obtuvo.
"Su testimonio es mendaz e inverosímil, ya que, en primer lugar, Agudelo Arbeláez afirmó que Cristian David y el fallecido sostenían una relación homosexual y lo que motivó su muerte fue la exigencia que le hizo el muerto para que abandonara su mujer y se fuera a vivir con él, cuando no existe prueba que así lo demuestre", contó la defensora. Por ese crimen se habría pagado $1 millón.
Añadió que Montoya Ordóñez trabajaba en una panadería, ganaba $130 mil semanales y le descontaban $30 mil para
amortizar el préstamo que le hicieron para comprar una moto. "Es claro que no contaba con ingresos suficientes para entregar la suma indicada por Agudelo Arbeláez como pago por el homicidio".
La Corte advirtió que las pruebas legalmente allegadas al juicio permitieron afirmar en grado de certeza que el hoy condenado fue el determinador de dicha muerte. Indicó que si bien el principal testigo de este hecho es el “delincuente delator”, esta circunstancia no impone restarle credibilidad a su dicho.
El fallecido, natural de Pereira y con 49 años de edad, llegó a la región, proveniente de Estados Unidos. En ese país vivió dos años y laboró como conductor de camión.
El sicario narró: Me fui en un bus hasta un sitio denominado La Alemania, en donde tomé una camioneta que me acercó de nuevo a la finca. Al llegar, me subí a un palo de mango y esperé a que bajara Montoya Castaño a tomar el desayuno. Cuando este venía me acerqué para hablar con él y le pedí unos mangos, y cuando me dio la espalda le propiné cinco disparos. Huí del lugar y me ubiqué más abajo en donde cogí un bus de servicio público y regresé a Belalcázar a buscar a Montoya Ordoñez para que me diera $1 millón, en el sitio Tres Esquinas. Me quedó debiendo otros $500 mil, pues todo se supo se supo y nos capturaron".
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