LA PATRIA | MANIZALES
La mirada temeraria de Carlos Alberto Gómez Loaiza lo condenaba. Eso dijo un testigo durante la investigación y así lo ordenó el Juez Penal Municipal de Manizales ayer, cuando lo sentenció a pagar 40 años y 10 meses de prisión por la desaparición del niño Brahian Stiven Rivera.
Los hechos se remontan 17 meses atrás, cuando el 25 de noviembre de 2013 el acusado llegó a la finca Bengala, de la vereda San Gabriel de Manizales, y pidió trabajo como recolector de café. Allí engañó al niño, de 7 años y se lo llevó del lugar utilizando unos dulces como anzuelo.
Desde ese momento, ni los fiscales, ni los investigadores de la Policía han dado con su paradero, para que Ana Delfa Tovar Ospina, madre del pequeño, asuma un duelo real. Por más que lo han intentado, el hoy condenado por desaparición forzada agravada, no ha confesado si Brahian Stiven está vivo. Tampoco se sabe si lo enterró en alguna parte, si lo tiró, quizás, al río Guacaica (que por esos días estaba crecido), o si de pronto está en manos de alguien.
La condena, aunque larga, no alegró a la madre del menor. Tampoco a su tía, María Zenaida Tovar Ospina, quien dijo: “Queremos saber dónde está, un tipo así, merece cadena perpetua”. Las lágrimas de ambas evidencian su dolor e impotencia.
La metamorfosis del delincuente
Entre los argumentos que expuso el juez para emitir dicha condena, figuraban que uno de los trabajadores de la finca reconoció a Gómez Loaiza en un retrato hablado que se publicó en Q'HUBO Manizales, poco tiempo después de la desaparición de Brahian Stiven.
“Era peludito en la parte superior de la cabeza, usaba botas, una camisa morada y un pantalón negro”. Esa fue la descripción que le dio a los investigadores una niña, quien jugaba con su amiguito minutos antes del rapto, y a quien el condenado también invitó a seguirlo usando dulces. Ella corrió y gritó, porque le notó malas intenciones.
Ese testimonio coincidía con las declaraciones del dueño de la finca La Bengala y de un volquetero que pasaba por la vereda recogiendo piedras, cuando Gómez Loaiza huía con el niño. Ambos añadieron que cuando vieron al condenado, lucía una chivera de pocos días, y ayudaron a identificarlo, a pesar de que al momento de la captura, el 14 de mayo de 2014 en Pereira, su pinta no era la misma: Estaba rapado y sin chivera para despistar a los investigadores.
Las mentiras
Al parecer, Gómez Loaiza ha engañado reiteradamente para materializar sus fechorías, que no son pocas. Cuando llegó a la finca La Bengala, de la vereda San Gabriel, aseguró que era un pintor y artesano.
Al sujeto - al que apodan el Peruano porque se hacía pasar como nativo de ese país, siendo pereirano - tiene en sus antecedentes el delito de actos sexuales violentos, en hechos que se presentaron en Cisneros (Antioquia).
“Queda un sinsabor porque hemos intentado ubicar al niño por todos los medios, pero ha sido imposible”, se dolió el fiscal del caso, al finalizar la lectura de sentencia contra Carlos Alberto Gómez Loaiza.
El dato
El condenado, quien cursó hasta tercero de primaria y tiene 35 años, desapareció de la finca productora de café, La Bengala, diciéndole a los trabajadores: “esto no es lo mío, ustedes no me han visto”.
Datos de contexto
Marcha
En una marcha que recorrió la Avenida Santander, de Manizales, el pasado 13 de diciembre de 2013, cientos de personas exigieron la liberación de Brahian Stiven Rivera.
Violó
Carlos Alberto Gómez Loaiza fingió ser yerbatero en Cisneros, Antioquia, e intentó abusar de dos mujeres y violó a otra de 68 años. Así mismo, abusó sexualmente de un menor de edad en Medellín.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015