LA PATRIA | MANIZALES
En medio de los barrotes y las paredes lúgubres y frías de la prisión compuso 62 poemas, marcados por la nostalgia, el sufrimiento y la melancolía. Los recitaba a pulmón en su casa de la periferia de Santa Rosa de Cabal (Risaralda), donde vivía con su familia. Allí lo asesinaron ayer.
Ese fue el final de Juan David Marín Quintero, de 23 años, natural de Palestina, apuñalado en el barrio Bello Horizonte, a las 2:00 de la tarde. Allí se radicó hace dos meses con su abuelo, su hermana y su sobrino.
Pedro José Quintero, abuelo del caldense, dijo que su nieto quedó en la casa con un amigo que había llegado días antes.
"Salí para el colegio a recoger al bisnieto y cuando regresé estaba la Policía allí. El supuesto amigo no estaba, sólo quedó el almuerzo servido y su moto", relató.
Las autoridades le explicaron que tenía 18 puñaladas, en la casa quedó el cuchillo, había sangre desde la cocina, por lo que se presume que la primera herida fue ahí, donde preparaban la comida.
El coronel Andrés Fernando Serna Bustamante, comandante encargado de la Policía de Risaralda, anotó que recibieron una llamada a la línea 123 de una persona herida dentro de una vivienda. Al llegar allí, los uniformados ingresaron y encontraron al caldense gravemente herido, con signos vitales, por lo que le prestaron los primeros auxilios, pero lamentablemente murió en el hospital.
LA PATRIA contó la historia de Juan David el pasado 21 de abril. En el artículo, el joven expresó que a los 16 años empezó a consumir estupefacientes y a venderlos. Fue a parar a una correccional y terminó asistiendo dos veces por semana a la Asociación Mundos Hermanos, de Chinchiná. Allí aprendió panadería, a tejer y algo de artesanías.
“Estuve allí 13 meses, me enseñaron a valorar la vida. Uno de pelado quiere hacer de todo. Antes de ingresar a las drogas era un chico muy juicioso, como la mayoría de mi pueblo, pero me dejé llevar por los amigos y por la curiosidad de probarla y ahí me quedé”, dijo en la entrevista.
“En los próximos días saco un libro de poemas. En la cárcel me tomaron como ejemplo, he dictado conferencias en la Universidad de Caldas y a particulares. Algunos lloran cuando oyen mi historia. Esa es la vida, hoy se tiene y mañana no. Vea, hoy no tengo con qué comprar ni un huevo para el almuerzo, pero ahí voy”, anotó ese día.
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