LA PATRIA | MANIZALES
Mariela Toro Zuluaga se convirtió en la abogada de su esposo, Javier de Jesús Cadavid Palacios, que ajustó seis años encerrado en una cárcel por un delito que, según su familia, jamás cometió. La mujer recorre todo el país, tocando puertas, para demostrar la inocencia de su pareja.
A Javier lo condenaron a 23 años de prisión por extorsión agravada y enriquecimiento ilícito, pues en su cuenta bancaria se consignaba el dinero de las extorsiones que el exguerrillero alias Rojas les hacía a ganaderos y finqueros del norte y oriente de Caldas. Hoy, Mariela lucha por la inocencia de su esposo, pues en versiones de Justicia y Paz, algunos insurgentes han dicho que el señor no es culpable.
El Tribunal Superior de Manizales ratificó la condena el 25 de enero del 2011 y la Corte Suprema de Justicia le negó el recurso de casación el 17 de diciembre de 2012.
Javier es un personaje reconocido en Puerto Venus (Nariño) y Arboleda (Caldas). Él creó allí el sistema de corresponsalía bancaria, con una cuenta en lo que hoy es el Banco Agrario, para que los habitantes de esta región pudieran mandar dinero. Incluso, ahí llegaba el sueldo de los policías y soldados.
Por esa época, alias Rojas extorsionada con altas sumas de dinero a los propietarios de tierras, a quienes les daba la "posibilidad" de pagar a cuotas. Según Mariela, el guerrillero daba la cuenta de su esposo, muy conocida por el servicio que se prestaba, y luego mandaba a algunos campesinos a reclamar esas consignaciones.
Las investigadores judiciales notaron algo extraño en los movimientos monetarios de Javier. Por eso lo detuvieron y el señor no pudo explicar la procedencia de ese dinero.
Mariela estuvo con su familia, el pasado 9 de agosto, en una audiencia. Aseguró que allí Karina tomó la palabra y les pidió perdón públicamente. "Karina dijo: 'cuánto daño le hemos hecho a esta familia mis compañeros y yo. Ese señor (Javier) es inocente, es víctima de nosotros'".
Un exguerrillero indicó en esa audiencia que Javier era señor que le hacía favores a todo el mundo. Un buen tipo. "Lo volví a ver en la cárcel de Manizales. Estábamos recluidos en el mismo patio. Señora fiscal, algo sí le puedo asegurar es que ese señor fue víctima de nosotros, las Farc. Por eso me extraña que lo hayan condenado, por ser disque colaborador de nosotros”.
A Mariela le parece una contrariedad que acusen a Javier, pero a la vez los reconozcan como víctimas, pues en la toma de Arboleda, el supermercado de su esposo fue derribado y saqueado por los guerrilleros. "Hay cartas de muchas personas donde dicen que Javier Cadavid era el papá de Puerto Venus, era muy reconocido, que luchaba por las obras".
A pesar de lo anterior, la única persona que puede demostrar la inocencia de Javier es alias Rojas. Por eso, en su desespero, Mariela se hizo pasar por periodista para ingresar a la cárcel de Valledupar y hablar con él. Eso fue el 19 de junio del 2013.
"Cuando entré y me le identifiqué, se tiró al suelo a reírse. Le supliqué que dijera la verdad, pero lo que hizo fue hacerme una lista de cosas que necesitaba: que camisetas del Nacional, que ropa de marca, que tenis. El abogado me dijo que no le diera ni cinco centavos. Luego, alguien me comentó que nos iba a exigir $2 mil millones por decir la verdad. Está loco".
El último cartucho que quemó Mariela fue ante Derechos Humanos del Senado. Le asignaron al defensor Luis Fernando Aguirre, de quien esperan noticias sobre lo que puede pasar con la situación de su esposo. Mariela y sus hijos solo atinan a decir: "¿cuándo será que Dios nos permitirá destapar esa verdad?
Mariela tiene cuatro hijos varones. El mayor cuida dos fincas, otro es odontólogo y los dos menores están en la universidad. Santiago, uno de ellos, tuvo dos años muy difíciles. En el colegio, en cualquier momento, se levantaba de la silla, les daba puños a las paredes y se aislaba. Tuvo que ser atendido por psicólogo varias veces.
Tanto viaje a Manizales y el pago de abogados agudizaron la situación económica. Por la casación el abogado les cobró $70 millones y no condujo a nada. Por eso decidieron vender el supermercado, pagar deudas, asegurar la universidad de los hijos y fue en ese momento en el que Mariela se convirtió en la abogada de su esposo, recorriendo el país, tocando puertas en diferentes lugares. Hoy tienen hipotecados la finca y el consultorio del hijo odontólogo.
La Sala de Casación anunció la inadmisión de la demanda porque la consideró un escrito confuso, minado de ideas repetitivas.
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