LA PATRIA | MANIZALES
Doña Miriam vive en una vivienda estrecha, de poca iluminación y para llegar al segundo piso, su habitación, debe usar una rústica escalera de madera. Tiene 68 años y a diario sale a recoger periódico, latas y papel para venderlos y poder conseguir cómo pagar el arriendo y los servicios.
No siendo suficiente con tener que trabajar a esa edad, está obligada a aguantarse los robos y amenazas de los que es víctima. Cinco veces se le han metido a la casa los mismos delincuentes, tres hombres jóvenes que entran por el techo y le han ido sacando a cuentagotas lo poquito que tiene.
Parecen no tener límites. La última vez, hace una semana aproximadamente, ella llegaba de trabajar a las 3:30 de la tarde cuando los vio salir por la puerta principal y ni siquiera huyeron, siguieron caminando como si no fuera con ellos.
En un rincón hay un pequeño altar, allí posaban las estatuas de San Miguel Arcángel, San Rafael, San Francisco y San Antonio y se los llevaron. No aguanta las lágrimas y se pregunta qué malo pudo haber hecho en su vida para sufrir este calvario.
Se le llevaron todo
Fueron desapareciendo cuadros religiosos, electrodomésticos, la loza de la cocina y hasta la tapa del inodoro. Para completar, doña Miriam fabrica paletas de chocolate y hasta la materia prima se la llevaron.
Ella no está tan sola, tiene un hijo que estudia y con esfuerzo, trabajando, logró reunir un dinero para invertir en algo y también se lo robaron. Pero él procura no arrimarse al barrio porque los delincuentes lo esperan para amedrentarlo. Mientras tanto recurre a la ayuda de sus compañeros para obtener posada.
El secretario de Gobierno de Manizales, Jhon Heberth Zamora, anunció que se encargará personalmente del caso y solicitará a la Policía que se haga un seguimiento del tema para que le brinden seguridad a esta familia agobiada por los delincuentes.
Duro trabajo
Doña Miriam, natural de Ipiales (Nariño), reside hace 18 años en Manizales. A diario sube por una larga hilera de unas 70 escalas para salir al barrio 20 de Julio e ir a rebuscarse. Cuando escucha las voces de los hombres a quienes señala de hurtarle sus pertenencias prefiere guardar silencio y no salir de su casa.
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