LA PATRIA | MANIZALES
Encontrar a ese familiar a quien por alguna razón le perdió el rastro años atrás es el anhelo de muchas personas. Sin embargo, a todos no se les hace realidad el sueño de volver a abrazar a sus seres amados, incluso unos mueren con esa zozobra e incertidumbre.
Por fortuna para Luis Emilio Correa Ruiz, el final de la larga y angustiosa búsqueda de su única hermana, a quien dejó de ver desde hace 51 años, terminó con un reencuentro rodeado de lágrimas y risas.
Después de observar a Ana Ligia por unos segundos y de detallarla de los pies a la cabeza, le dijo muy aterrado y emocionado: "¡Cómo así, usted es mi hermana!". Luego se dieron ese abrazo que se debían desde que ella tenía 8 años y él 13. La emoción no los dejó hablar y prefirieron acariciarse.
El pasado 23 de febrero, Ricardo Leal, docente de la ESAP y dueño de la finca Villa Mónica de la vereda Bajo Berlín (Manizales), se sentó a conversar con Luis Emilio, quien es su agregado.
"Me contó que cuando tenía 13 años sus padres fallecieron de manera natural y a él y a su hermana los separaron. Me interesé en su historia y por eso busqué a la señora", expresó Ricardo.
La indagación empezó y luego de muchas llamadas, de preguntar por todos lados y de contar con la ayuda de unos contactos en Antioquia, lugar de donde son naturales, el educador ubicó a Ana Ligia en Medellín al día siguiente y a los dos días le dio la sorpresa a su trabajador.
El pasado viernes, Ricardo citó a Luis Emilio a su casa en Manizales, con la excusa de que lo ayudara con una comida. Al llegar, ver que el invitado especial era él y que había carteles alusivos al reencuentro, no preguntó nada.
El docente le dijo que halló a su hermana y que se podía comunicar con ella por teléfono. Él respondió: bueno señor. Pero al "digerir", como dice él, la noticia, se paró de la silla, movió sus manos, abrió sus ojos y le dijo a su patrón: "¡Cómo así don Ricardo, no lo puedo creer!".
Cuando la tuvo al otro lado de la línea le preguntó: "oiga, usted cómo se llama, usted es Ana Ligia Correa Ruiz, usted dónde se encuentra". El momento se puso más interesante cuando su hermana, la mujer que dejó de ver desde la niñez y con quien jugaba con piedras e iba por leña o a comprar la leche, llegó hasta donde él.
Luego del reencuentro, los hermanos se fueron para la finca donde él trabaja y allí le contaron a LA PATRIA su experiencia.
"Es una felicidad muy grande, tenía fe de que ella existía. Vamos a seguir viéndonos con frecuencia", concluyó el hombre.
"Pienso que es un sueño, estoy muy feliz, por fin terminó ese drama de buscarlos por todos lados. Ya regreso para Medellín, pero cada que pueda vendré a compartir con él", dijo la mujer.
La finca queda a unos 30 minutos de Manizales, en la vía hacia Neira.
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