LA PATRIA | MANIZALES
Estafados. Así se sienten Andrés Felipe Zuluaga Ossa y sus amigos y familiares que le apostaron a una jugosa propuesta de invertir dinero en internet.
Todo inició en una rutinaria práctica de golf en el Club Campestre del Club Manizales, cuando un jugador les hizo la propuesta: Con unas inversiones, en principio pequeñas, lograría una millonada en poco tiempo. El negocio sonaba tentador.
En principio no creyó. Su intuición le decía que tenía que tener cuidado con ese tipo de negocios, pero mes a mes fue viendo cómo a algunos conocidos negocio les sonreía. Eso lo animó.
En diciembre del año pasado empezó con una inversión de 1.000 dólares ($3 millones 200 mil, según la tasa de cambio). La empresa en la que supuestamente estaban metiendo la plata se llama Trader Clube, y tiene sede en Brasil.
Con esa inversión, Andrés Felipe fue recibiendo réditos y puntos de ascenso dentro de la organización, lo que lo motivó a seguir moviendo plata en el negocio. Invitó a su esposa, la convenció e hicieron una segunda inversión por 1.500 dólares ($4 millones 800 mil, aproximadamente). Así labraron camino dentro de Trader Clube.
Los dineros, de acuerdo con el inversor, se entregaban a un intermediario en efectivo. Es decir, él nunca ingresó a la página web para realizar los pagos por la plataforma, como suele acostumbrarse en estos negocios.
Andrés Felipe y su esposa decidieron involucrar a su familia. Sobrinos, tíos y hasta amigos empezaron a invertir en el negocio. Según él, llegaron a pagar entre todos 100 mil dólares ($300 millones 200 mil pesos). Ahí empezaron los problemas y las dudas.
Sospechas
Terminando abril ingresó a la plataforma para cobrar el rendimiento de una inversión que había hecho semanas antes, por al menos $100 millones. Se asustó: “El dinero no estaba disponible para cobrar y la rentabilidad estaba en ceros”.
Investigó y contactó a la persona que lo había metido en el asunto, quien culpó a otro de haber hecho mal unos procedimientos dentro de la plataforma. Andrés Felipe dejó pasar un poco el tiempo hasta que se dio cuenta de que el hombre y la esposa tenían fama de estafar a otras personas. Hasta ahí les llegó la paciencia.
Unos amigos suyos habían caído en la misma trampa. Según lo que logró investigar, el estafador, su esposa y un argentino que supuestamente era el líder regional de la empresa, cobraban los dineros ajenos en la plataforma y daban dádivas para que otros ayudaran con los robos.
Con rabia, desesperado por recuperar los millones invertidos que había conseguido gracias a los préstamos de cercanos, Zuluaga se encontró con el hombre que lo involucró en Trader Clube y lo encaró. Allí, con otras víctimas de estafa, les exigió que les devolvieran el dinero y que dejaran de estafar a la gente.
Al ver que sería difícil lograr que el hombre y su esposa devolvieran los dineros, decidió poner el asunto en manos de la justicia. Por eso contrató al abogado penalista Aristides Betancur para lograr que eso no vuelva a suceder.
Su objetivo con esto no es recuperar la plata porque es muy difícil. Quiere, más bien, evitar que otros incautos caigan como él y prevenir a los que ya están en su mismo camino, ya que el negocio suena tentador.
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