LA PATRIA | MANIZALES
Juan Pablo Castillo Escobar, alias el Gordo; Walter Giovany Restrepo Ramírez, alias el Enano y Holvar Vargas Céspedes, alias Bombis, fueron condenados por asesinar al lavador de carros Robeiro Cardona Castrillón. El Juzgado Tercero Penal del Circuito de Manizales los sentenció a 16 años de cárcel.
En los hechos que ocurrieron en la madrugada del pasado 16 de enero también estuvo involucrada Erika Alejandra Alayon, compañera sentimental del Enano.
La mujer fue sentenciada a ocho años y cuatro meses de prisión como coautora de homicidio agravado, porque sirvió de campanera. Por aceptar los cargos los homicidas recibieron una rebaja del 50% de la pena.
El Enano, exjefe de una banda de jíbaros en Peralonso, se le extraviaron 700 papeletas de bazuco y una billetera con $175 mil. Tras consultar las cartas y el tabaco con una bruja, los primeros indicios apuntaron hacía Robeiro, quien era un consumidor habitual de los estupefacientes que él y sus compinches distribuían allí.
Cuando la víctima llegó a comprar drogas al cambuche del Enano, este lo hizo sentir en confianza, permitiendo que consumiera allí, con tranquilidad. Cuando el lavador de carros estaba drogado, el Enano le ordenó a Erika Alejandra que se ubicara en los alrededores para que lo alertara en caso de ver policías o extraños, mientras él junto al Gordo lo chuzaban con un destornillador y una navaja y simultáneamente, alias Bombis lo asfixiaba.
Una vez consumado el crimen, lo envolvieron en una sábana y lo enterraron en una fosa ubicada a unas cuatro cuadras de la casa de la víctima. Esta había sido cavada previamente por alias el Gordo, tras ordenes del Enano, para ocultar allí el cadáver de Robeiro.
A las 7:30 de la mañana del pasado 22 de enero, un joven tocó la puerta de la casa de Nubia Castrillón, madre de la víctima, en el barrio Caribe. Luego, le contó que a su hijo lo habían asesinado y le señaló el matorral donde lo habían enterrado porque, según él, no aguantaba más verla padeciendo, en medio de esa incertidumbre.
En compañía de la Policía, la familia de la víctima llegó al sitio, cavaron muy cerca de un palo grande y de unos colchones. Allí vieron las botas de Robeiro, y después, su cadáver con múltiples heridas en el pecho, cuello, pulmones y muslos, según se comprobó después el dictamen de Medicina Legal.
Posteriormente, los cuatro condenados fueron reconocidos en fotografías por testigos. Según la Fiscalía, el Gordo, quien cavó la fosa, confesó el crimen y delató a quienes participaron del macabro hecho.
Por eso, desde su captura lo han agredido en varias ocasiones en la celda donde está recluido, motivo por el que ente acusador pidió al Juzgado y al Inpec protección para él, ya que se encuentra amenazado por el Enano y por Bombis.
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