Q'HUBO | LA PATRIA | MANIZALES
A Luis Alfredo Acosta lo contrataron en Villamaría para hacer un acarreo de muebles desde Chinchiná hasta el municipio de las flores. Sin embargo, terminó drogado, sin camioneta y sin pertenencias. Los delincuentes lo dejaron en un bar del municipio cafetero.
Cuando narra su historia cae en cuenta de los errores que cometió. Por ello, además de hacer la denuncia, quiere advertirle a la gente de los hechos para que estén atentos.
La historia empezó el domingo 29 de septiembre en en el Parque de Bolívar de Villamaría, cuando un hombre estaba buscando quién le trajera un trasteo de Chinchiná.
Un amigo suyo estaba listo para salir con él, pero un hijo quiso acompañarlo. "El señor hizo una llamada y finalmente dijo que no se iba a poder ese día. Eso fue cuando se dio cuenta de que iba a ir el menor", comenta Luis Alfonso.
Al día siguiente, 30 de septiembre, a las 6:00 p.m. Luis Alfredo se comprometió con el viaje y salió rumbo a Chinchiná en compañía del hombre.
"Le dije a mi esposa que sí conocía al señor, pero para dejarla tranquila. La verdad no lo conocía ni supe el nombre de él, porque nunca se lo pregunté. Eso es muy común en el oficio de acarreos, no sabemos con quién tratamos", comenta.
Entrando a Chinchiná, el sujeto se bajó del vehículo y le dijo que se iban a encontrar con un hermano que tenía las llaves de la casa donde estaban los corotos. Luis lo perdió de vista y luego lo vio regresar, con dos gaseosas. Una se la tomó Luis y la otra el señor. "Luego se fue a devolver las botellas, y cuando regresó me dijo que fuéramos a otro lugar, me hizo parquear en la esquina de abajo del bar Reminiscencias y hasta ahí me acuerdo".
La familia de Luis empezó a llamarlo con insistencia al ver que no contestaba ninguno de sus celulares ni respondía la llamada, pues siempre se ha caracterizado por reportarse constantemente cuando viaja.
Ante la angustia y el desespero, se fueron para Chinchiná. A la 1:00 a.m. lo encontraron en una camilla del Hospital, con el rostro bañado en sangre, y catalogado como borracho. La camioneta, los celulares y los papeles de Luis no estaban por ninguna parte.
Aunque pidieron que lo atendieran, apenas el martes a las 6:00 p.m. le dieron remisión para una Clínica en Manizales, donde le tomaron muestras de sangre y recibió los primeros auxilios. El jueves despertó consciente, sin recordar más detalles. Los análisis de los resultados aún no los han entregado.
"Mi hijo se fue a averiguar a Chinchiná qué había pasado conmigo. En el bar Madrigal, al frente de donde me parquearon, le dijeron que a mí me habían llevado borracho al lugar dos hombres, cada uno con una cerveza en lata en la mano; y que ahí me habían dejado. Que intentando caminar y pararme, me caí varias veces y por eso tenía las heridas en la cara", dice Luis.
El mismo día que recuperó la memoria pusieron la denuncia en la Fiscalía de Chinchiná a donde llevó al amigo que no pudo hacer el acarreo porque el niño se había antojado de ir con él.
"Esperaba que me mostraran fotografías de delincuentes a ver si lo reconocía, pero nada de eso hicieron. Ni entrevistaron a mi testigo. Pero me dijeron que hay una banda dedicada a robar vehículos", comenta Luis Alfredo.
Está corriendo ya la tercera semana desde que Luis fue atracado y todavía no sabe de su camioneta Mazda blanca 2200 carpada, de placas NAK 036 de Manizales. "Que a nadie más le pase, compañeros, hay que estar atentos. Al parecer lo que me dieron fueron pastas para dormir", concluye.
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