LA PATRIA | MANIZALES
El intendente manizaleño Juan Carlos Gómez Echeverry, de 42 años, murió en su ley. Ser policía era su pasión hasta el punto de que entregó su vida por la institución. Al uniformado lo asesinaron el pasado viernes en un hostigamiento, al parecer del Eln, en San Calixto (Norte de Santander), donde era el subcomandante de la estación. Una bala le impactó en el pulmón y murió al no poder ser trasladado en helicóptero hasta a Cúcuta, ya que el grupo subversivo continuó con el ataque armado.
Según las cuentas de Gómez Echeverry, en enero se retiraba de la institución, pues ya había pedido la baja. Sin embargo, la acción subversiva, la segunda que soportó en menos de dos meses, acabó con esas ilusiones. Su familia en Manizales explicó que tenía tres hijos de 15, 14 y 6 años. El mayor se graduaba el 5 de diciembre y el intendente buscaba el permiso para viajar a Cúcuta, donde vivían su esposa e hijos, para acompañarlo en la ceremonia.
"Estuvo en Bogotá, Pamplona, Tunja, en la frontera, en el grupo Goes y por eso lo mandaron para San Calixto, por su experiencia", dijo su sobrino Víctor González.
Recordó que hace seis semanas hubo otro hostigamiento en San Calixto. Incluso, en ese momento lo visitaban su esposa e hijos.
"Nos contó que casi lo matan, que asesinaron a un compañero. Pero eso pasó sin pena ni gloria, no reforzaron y solo reemplazaron al que falleció. Él estaba muy preocupado por eso, solo quería que los trasladaran para Cúcuta y estar cerca de su familia, pero como pidió la baja, lo tenían en zona roja. Le pasó lo mismo que al otro manizaleño que murió hace meses en Arauca", aseguró un familiar.
Sus allegados lo recuerdan como una persona seria, muy puesta en su sitio, ordenada y con un profundo amor por la Policía. Siempre luchó por cumplir su sueño de servirle a la Patria. La plata para estudiar la consiguió como barrendero de la Galería. Los comerciantes le pagaban por esa labor y no le importaba llegar a la nocturna del Instituto Manizales, donde estudiaba, sucio, empantanado y oliendo a todo.
"Se mantenía pendiente de todos los cursos, le gustaba mucho estudiar. La última vez que estuvo en Manizales fue para el sepelio de su mamá, Elena Echeverry. Se regresó muy triste, quería ya dedicarse de lleno a la familia, pero no pudo. Han sido dos golpes duros para nosotros", concluyó Víctor.
Hace seis semanas, San Calixto fue escenario de otro hostigamiento. Murió un policía y otro resultó herido.
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