LA PATRIA | Manizales
"Madre, tengo un nudo en mi garganta, quiero llorar. Siento sola mi alma, siento solo mi corazón, quiero verte y decirte cuánto te quiero. Deseo estar a tu lado y expresarte lo mucho que me haces falta. Madre mía, extraño tus caricias, tus besos, tu forma de ser conmigo. Extraño tus manos. Eres y serás siempre mi amiga incondicional".
Esta carta se la escribió a Gladis, su madre, el patrullero de la Policía Jónathan Smith Sierra Suaza, asesinado en Saravena (Arauca), horas después de ser secuestrado. La leyeron ayer durante el sepelio en la Basílica Nuestra Señora de las Mercedes, de Chinchiná.
El cuerpo sin vida de Jónathan llegó el lunes por la noche a este pueblo cafetero en medio de una caravana de carros y motos. Luego lo escoltaron hasta la iglesia y a su última morada, en el Cementerio Los Dolores.
Su familia encabezó el cortejo y lloró por todo el camino. Seis policías cargaron el ataúd, que fue envuelto en la bandera de Colombia. Lo acompañaron el general Fredy Alberto Tibaduiza, comandante de la Región Tres de Policía y los comandantes de las capitales del Eje Cafetero. Marcharon al compás de la banda de paz de la Escuela de Policía Simón Bolívar de Tuluá (Valle).
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