LA PATRIA | MANIZALES
Algunos habitantes y comerciantes de la carrera 25 con calle 69, del barrio Palermo (Manizales), vivieron ayer, a las 2:30 de la tarde, el susto de sus vidas. Hoy pueden decir que están vivos de milagro. Mientras recogían pedazos de vidrio en unos apartamentos y en una panadería recordaron que a esa ahora escucharon una balacera proveniente de la vía que conduce al Batallón Ayacucho.
Pensaron que era uno de los tradicionales polígonos. Una señora, asomada en el tercer piso de un edificio, vio correr a un hombre con un fusil en su mano, disparando a diestra y siniestra. Detrás, algunos soldados lo perseguían también accionando sus armas. Aunque una bala impactó en la ventana derecha del apartamento, la mujer se salvó porque estaba asomada en la de la izquierda. Sin embargo, el proyectil ingresó a la vivienda y fue a parar en la cocina, donde afectó una parte del bar americano. En la sala estaban sentados su esposo y su pequeño nieto.
Según las primeras versiones, el hombre conversaba con unos soldados en la entrada al Batallón y aprovechó un descuido para robarse un fusil. Disparó en ese lugar, salió corriendo y fue perseguido por los soldados durante al menos 700 metros. Finalmente lo detuvieron en una panadería. LA PATRIA conoció, extraoficialmente, que se trata de un exsoldado profesional, oriundo de Norcasia, a quien le dieron la baja por problemas sicológicos, al parecer, asociados a su labor.
Una mujer que a esa hora pasaba la tarde con una amiga en una panadería no se reponía ayer de lo sucedido, mientras le relataba por teléfono, a un conocido, lo sucedido. Rememoró que el hombre ingresó al local como loco y pensaron que iba en busca de alguna persona. Su reacción fue correr hacia el baño, mientras el atacante hizo dos disparos indiscriminados. Aseguró que su vehículo, parqueado afuera, también fue impactado.
Los empleados de la panadería indicaron que fue un momento muy tenso, pues el individuo entró, porque fue el único lugar que encontró abierto. Primero trató de abrir la puerta de un edificio, pero el vigilante, al notar lo que ocurría, la cerró.
"A mi compañero le apuntó, le dijo que se agachara y se quedara callado. Yo corrí y me escondí dentro del mostrador", expresó una empleada, al tiempo que describió al hombre como alguien mal vestido, de barba larga y pelo rubio. Dijo que llevaba un arma corta y otra larga.
En una de las paredes del local y en otra del mostrador quedaron las huellas del ataque. "Gracias a Dios llegaron el Ejército y la Policía, y lo redujeron", explicaron.
En la entrada al Batallón todo era hermetismo ayer. Nadie se atrevía a hablar del tema. Unas mujeres, que estaban en el lugar, explicaron que el tipo estaba bajo los efectos de sustancias alucinógenas y que cargaba una mochila con piedras y vidrios. "Nunca se había visto por estos lados. Cuando lo cogieron les dijo a los soldados que él fue guerrillero del frente 47 de las Farc y que por eso sabía usar las armas", expresaron.
El coronel Germán Puentes, comandante de la Octava Brigada del Ejército, explicó que el sujeto llegó a la guardia del Batallón, al parecer bajo los efectos de sustancias alucinógenas y con problemas psicológicos.
"Quiso entrar a la fuerza a la unidad, los soldados lo impidieron y en medio del forcejeo le arrebató el fusil a un soldado. Empezó a disparar, los militares lo persiguieron y fue capturado en un establecimiento. Llegó la Policía y el CTI asumió la investigación. No lo habían visto por el lugar y Medicina Legal establecerá cuál es su condición".
La ventana del apartamento situado en un tercer piso.
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