LA PATRIA | MANIZALES
Javier Andrés Moreno, de 32 años, y Janio César Sepúlveda, de 33, no solamente eran amigos, sino también socios en una compraventa de vehículos en Santa Rosa de Cabal (Risaralda). A ellos los asesinaron miembros del Ejército en la vereda Trocaderos, de Neira, el 30 de septiembre del 2007 y los hicieron pasar como extorsionistas.
El coronel Róbinson González del Río, quien fue comandante del Batallón Ayacucho de Manizales, aceptó ante el juez especializado de Pereira la responsabilidad en la muerte de estos dos hombres, aunque sostuvo que fueron mandos superiores quienes le ordenaron dar resultados positivos dando de baja a subversivos.
Según una familiar de Janio César, a las víctimas las presentaron como extorsionistas y luego como guerrilleros del Frente 47 de las Farc, pero en esa zona no había denuncias por presencia de grupos armados ilegales.
Ella dudó de la necropsia y envió documentos a Procuraduría y Defensoría del Pueblo por violación de Derechos Humanos, y tras ocho años del crimen, le dieron la razón.
Los mataron sin haber hecho nada malo, pasaron a engrosar la lista de víctimas de las ejecuciones, de las 66 en Caldas, y las casi seis mil que ocurrieron entre el 2005 y el 2009 en Colombia.
Con estos dos asesinatos, son 34 los que acepta González del Río en el país, ocho de estos en Caldas. Por este mismo caso, a Edwin Javier Madroñedo ya lo condenaron a 27 años de prisión, mientras que Manuel Parra Estupiñán y Rubio Harold Túquerres no aceptaron los cargos por el doble homicidio.
Durante la audiencia, el Fiscal 57 de Derechos Humanos de Medellín recordó que entre los uniformados recogían de a $10 mil para comprar las armas y ponérselas a los supuestos insurgentes. A Janio y a Javier les ubicacaron una escopeta y una pistola.
El acusador añadió que varios militares tuvieron que pedir la baja del Ejército tras denunciar las ejecuciones. Aunque el objetivo era asesinar a cuatro hombres, dos alcanzaron a escapar. Según la familiar de Janio, a ellos los reclutó un hombre apodado como Cuca.
Una víctima voluntaria
Janio César, oriundo de Florencia (Caquetá), fue conductor, voluntario de los Bomberos de Pereira y de la Defensa Civil en Santa Rosa, además trabajó un tiempo en España y dejó cuatro hijos. El año pasado, su familia ganó una demanda contra el Estado en primera instancia, pero el Ejército apeló y el Consejo de Estado decidiría la reparación.
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