LA PATRIA | MANIZALES
La familia de Darío Aristizábal buscó por todos su medios librarse de la creciente de la quebrada La Mercedes que afectó a sus pobladores cercanos, el pasado martes en la noche en el corregimiento de Pueblo Nuevo (Pensilvania).
"Corríamos por los potreros para buscar la salida, pero quedamos encerrados por quebradas torrentosas que no permitían el paso", narra Darío, quien asegura que fue gracias a Dios que la corriente no se acercó hasta donde estaban ubicados.
Es la cuarta vez, en los últimos tres años, que la familia debe salir de emergencia para salvarse de una avalancha y es la tercera ocasión que la quebrada destruye el puente. Las piedras que se desprendieron en el aguacero quedaron sobre la quebrada, por donde antes podían pasar los buses escaleras.
Ahora Pueblo Nuevo está incomunicado y unos 300 metros de la banca, en la vereda Junín, están destruidos, y hay derrumbes desde la vereda Altamira hasta Las Mercedes.
Leonardo Hoyos, administrador de la Cooperativa de Transportadores de Manzanares en Pensilvania (Cootraman), dice que solo despachan buses los viernes, sábados y domingos a las 6:00 a.m. y 2:00 p.m. hasta la quebrada, y desde ahí las personas deben caminar hora y media hasta Pueblo Nuevo.
Por otro lado, los que se encuentran en la vereda deben realizar sus compras en el municipio de Nariño (Antioquia), a dos horas de la cabecera, mientras los que deben desplazarse hasta Pensilvania, dan la vuelta por Arboleda, tardándose hasta cuatro horas.
En la vereda El Palmar se dañó el paso de guaduas que habilitado por las personas. La Alcaldía dice que la carretera es de Invías y no le corresponde el mantenimiento.
El corregimiento empieza a sentir escasez de productos que se surten desde la cabecera municipal de Pensilvania.
Más afectados
Ahora todo el material de río se acumuló y una parte de la vía está destruida, lo que impide el tránsito de vehículos.
La familia Gabriel Román, su esposa Mery, y su hijo buscaron protección, subieron a una pequeña colina para protegerse. " Llevamos varios años pidiendo ayuda al Municipio y al gobierno a ver si nos colaboran para reubicar la vivienda, pero no han respondido nada", expresa la familia.
Mery y Gabriel viven a unos 300 metros del lecho de la quebrada. Tenían cocheras de cerdos y actividades pecuarias, pero las avalanchas lo acabaron todo, hasta su vivienda está en deterioro, debido a que la abandonan en temporadas de lluvias.
Cerca a la vía vive la familia de Estela Díaz y de Diego Aristizábal, con el mismo riesgo de tener que abandonar sus viviendas cuando vienen avalanchas de la quebrada.
Mantienen preparados para las crecientes, saben que cuando sucedan deben correr hacia la montaña, lo más que puedan para salvar sus vidas.
Según manifiesta la comunidad solo el miércoles pasado realizaron trabajos con maquinaria en el lugar. LA PATRIA intentó comunicarse con Jairo Antonio Ríos, alcalde de Pensilvania, pero no contestó su celular.
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