DIEGO FERNANDO HIDALGO
LA PATRIA | MANIZALES
Albeiro Ruiz Montoya anhelaba ver de nuevo a su padres y a sus hermanos. Este año ahorraba juicioso con el fin de recolectar el dinero para viajar a Manizales, junto a su esposa y tres hijos, para buscar a sus familiares perdidos.
Ese sueño se truncó el pasado 30 octubre, en la mina Carbones La Cancha, de Amagá (Antioquia), donde este manizaleño, de 42 años, trabajaba desde hace por lo menos 15 años. Ese día, 12 mineros quedaron atrapados, entre ellos Ruiz Montoya. Hasta ayer las autoridades habían rescatado siete cuerpos. El del caldense aún no aparace.
Martha Lucía Ortiz, su compañera hace 18 años, le dijo a LA PATRIA que esa larga espera la tiene enferma, casi al punto de la hospitalización. "Esto va lento. Los cuerpos que encuentran están prácticamente irreconocibles. Ya me tomaron las huellas para el momento en que hallen a Albeiro, claro que él tiene una platina en la cara, producto de un accidente", explicó la señora.
El día de la tragedia, Ruiz Montoya se veía normal. Se despidió de Martha y pidió la bendición. Ya en la noche fue que le avisaron a la familia de la tragedia.
"Me había dicho que tenía pereza, que esperaba solo la liquidación de Navidad para ir a Manizales a buscar a su familia. El me enumeraba muchos nombres, pero no los recuerdo. No habíamos podido ir antes por falta de plata para el pasaje. La mamá se le murió de cáncer y desde ese día decidió irse a buscar futuro. Cogía café, desyerbaba y cuando nos conocimos en Yarumal se dedicó a la minería de carbón, pues eso le daba más dinero", señaló.
Ellos viven en Amagá desde hace cinco años. Antes habitaban en la vereda La Ferrería, pero como se estaba hundiendo, decidieron mudarse. Martha dijo sentirse muy deprimida, pues las jornadas diarias desde la tragedia son desgastantes. "Ver todo lo que pasa, cómo sacan cuerpos, es deprimente. Mis hijos se entretienen estudiando y no se aburren tanto. Amanezco todos los días cerca a la mina o en la casa de una amiga".
Esta familia no pierde la esperanza de, al menos, poderle dar cristiana sepultura a su ser querido. Por eso cree que este fin de semana se acabe esa pesadilla. "Albeiro pasó de trabajar por encima de la tierra a lo más profundo. Y mire lo que pasó. Mi Dios sabe cómo hace sus cosas", sentenció la señora.
Albeiro Ruiz Montoya tenía tres hijos de 15, 14 y 11 años: Astríd Carolina, Juan Diego y Jhon Alexánder. "Recuerdo que mi papá sacaba la lengua hacia un lado cada vez que hacia un trabajo forzado. Es que luchaba mucho por nosotros", dijo Juan Diego. Expresó que era un súper padre, sin preferencia. A todos los adoraba.
Jafed Naranjo, ingeniero geólogo del Dapard, indicó que ayer rescataron el séptimo cuerpo, pero que las tareas se han dificultado, pues el personal trabaja en la última parte de la mina.
Esa zona se encuentra cubierta de lodo y otros materiales y, aunque se han hallado cascos y otros elementos que al parecer portaban los mineros, no ha sido fácil llegar hasta los cuerpos.
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