DIEGO FERNANDO HIDALGO
LA PATRIA RIOSUCIO
Johana Ladino se ubicó al lado de la carpa verde dispuesta por el CTI de la Fiscalía. Su rostro, golpeado por el sol, reflejaba la tristeza que embarga al menos a 15 familias de Riosucio, Irra, Supía y Neira. Eran las 8:30 de la noche de ayer y, junto a una centena de personas, aguardaba lo que todos esperaron durante 32 horas y media: el hallazgo del primero de 15 cuerpos de los hombres que laboraban en las minas La de Leo y la de Mauricio, ubicadas en la vereda El Playón (Riosucio), a orillas del río Cauca, en la vía Túnel de Irra-La Felisa.
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Ella, en medio de las lágrimas, quería saber de la suerte de su esposo, Santiago Jagua Ramírez. Mientras personal del CTI bajó hasta la mina La de Mauricio, para recoger el primer cuerpo hallado, Johana, como muchas personas más, se cubrió el rostro con las dos manos, oró en voz baja y pidió porque se acabara pronto esta pesadilla, que arrancó a las 9:00 de la mañana del pasado miércoles tras un accidente, al parecer, por un corto en el fluido eléctrico.
A las 8:34 de la noche, cuando pasaron con el primer cadáver, se oían llantos y gritos, entre ellos los de Johana. Los uniformados corrieron por la enmalezada zona verde y ascendieron rápido por una ladera hasta llegar a la carretera y embarcar el primer cuerpo rumbo a Pereira. Esta parte de la pesadilla terminó para Johana, pues LA PATRIA confirmó que se trataba del de Jagua Ramírez.
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"Antes era socio de una mina, pero decidió dejarla y pasarse a trabajar a las de acá desde hace cuatro meses. Le gustaba mucho la minería", le dijo Johana a este diario, en la tarde de ayer. A esa misma hora, la mamá de Santiago lloraba inconsolable, recostada sobre las piernas de una amiga, que le venteaba con un pañuelo. Para ella también terminó esta primera parte de la pesadilla.
El segundo cuerpo
Cinco minutos más tarde, a las 8:39, ascendieron con el segundo cuerpo y la desesperación que vivieron las familias durante todo el día, por no saber de sus seres queridos, se convirtió en dolor. Se trataba de Jhon Freddy Jiménez Marulanda, conocido como Maravillo o El Negro, a quien el pasado miércoles algunos catalogaron como un héroe, pues pudo salvarse, pero se devolvió a ayudar a un amigo y también quedó atrapado.
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Su hijo, Camilo Andrés Jiménez, de 16 años, expresó que hace cuatro años trabajaba en la mina para darles todo lo que necesitaban.
El joven acompañó a su papá en una moto desde Irra, donde vive, hasta el lugar de trabajo. “Papá arregló una linterna, se despidió y se metió a la mina”. La hija del minero también expresó que el miércoles le pidió $2 mil y la bendición. "Recochamos un rato porque me dijo que me los regalaba, pues yo era muy mala paga. Hasta la perrita, Lupe, se despidió de él”. La jornada de búsqueda se extendió por toda la noche y se espera que hoy culmine el rescate.
Después también sacaron el cuerpo de Alexander García Basto, de 25 años,
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En la madrugada apareció el cadáver de Santiago Aricapa Rave, de 19 años.
La jornada de ayer
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La temperatura a primeras horas de la mañana de ayer era fresca. Decenas de personas apostadas a un costado de la vía reflejaban en su rostro la tristeza, pero a la vez la esperanza, de encontrar a sus seres queridos.
Las horas pasaron y la temperatura del ambiente subió, pero también lo hizo el ánimo de los familiares de los 15 desaparecidos por el accidente. Tuvieron dos amagues de motín, pues la esperanza de hallar a sus seres queridos se convertía en desesperanza.
Primero, en la mañana, cuando alguien dijo que habían hallado a una víctima. Todos querían meterse a las minas, para saber de quién se trataba, pero fue una falsa alarma. La segunda, a las 3:11 de la tarde, cuando unas personas levantaron los ánimos de las demás, desesperadas por la falta de resultados, para que pidieran que dejaran participar en el rescate a mineros de la zona, según ellos expertos en esas labores y que conocen muy bien el funcionamiento de estas.
“Van a dejar que se pudran allá”, “no me importa ser mujer, me voy a meter”, “cuál protocolo, el protocolo es no dejarlos tirados”, gritaban. Después de la intervención de la Policía Caldas, la situación se calmó y cada uno regresó a su punto de espera: casas contiguas, zonas verdes de la vereda, carpas, entre otros.
En la mañana estuvo en la zona Carlos Iván Márquez, director de la Unidad de Gestión del Riesgo, para liderar el Puesto de Mando Unificado. Durante la reunión habló de la existencia de cuatro bocaminas: de 12, 17, 22 y 24 metros.
La espera de las familias se hacía larga. Por eso, para mitigar un poco el dolor, darse apoyo mutuo y quemar tiempo, se juntaron para armar un sancocho en una casa contigua.
Se repartieron las tareas, pero algunas familias prefirieron quedarse sentadas en los frías baldosas del patio de la vivienda, con los ojos cerrados, la cabeza gacha y pensando en la suerte de los suyos. Allí estuvo Johana, la esposa de Santiago. También Abelia Chiquito, compañera de Libardo Emilio Molina, de 44 años.
“Trabajaba allí hace nueve meses, pues antes se dedicaba a jornalear, pero no pagaban tan bien como en la minería. Ayer (miércoles) lo encomendé a Dios. Toca esperar lo que Él determine. Es un sufrimiento para mí y para mis tres hijos de 6, 13 y 15 años”, relató Abelia.
El número de curiosos en la vía y dentro de la zona de la mina aumentaba cada vez más. Unos llegaban para preguntar por sus amigos, otros solo a curiosear o a aprovechar la situación para ganarse el sustento. Entre esos estaba el supieño Luis Felipe Vergara, vendedor de helados, cholados, raspado y jugo de mandarina. El fuerte calor hizo que acabara rápido con su surtido. Él también está preocupado por las personas atrapadas, pues aseguró que las conoce a todas y sabe lo que es sufrir por minería.
“Antes trabajé en eso y quedé tapado dos veces. Me afecté dos dedos de la mano derecha y ahí supe que eso no era lo mío”, explicó, mientras les servía jugos a unos soldados. Con su negocio recorre varios municipios de la zona y se siente más seguro. “Abandoné eso y me dediqué medio tiempo al barequeo, es menos peligroso”, añadió.
Dos familias ya respiran un poco tranquilas desde anoche. Las 11 restantes aguardaban en la madrugada para saber por fin de la suerte de los suyos y cerrar la primera parte de este capítulo, pues ahora falta el más difícil: darles el último adiós a esos padres,esposos, hermanos y tíos, que solo querían darles un mejor futuro.
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¿Presentía?
Nelly Patricia Arango, esposa de Wilson Enrique Tapasco, dijo que él presentía lo que iba a pasar, pues días antes subió al Facebook una foto acompañado de un familiar, con una cinta de luto en la mitad.
“Yo creo que sabía lo que iba a pasar. El caso es que nos pidió que si algo le pasaba no lo dejáramos allá metido”, se lamentó.
“Podía ser explotada, pero sin uso de maquinaria”
La presidenta de la Agencia Nacional de Minería, Natalia Gutiérrez, explicó que la mina de Riosucio estaba en proceso de legalización, por lo que tenía los permisos para ser explotada con requisitos de seguridad e higiene, pero sin permiso para el uso de maquinaria.
“El último informe habla de cuatro huecos verticales: uno de 20 metros, uno de ocho, otro de 15 y otro de 16, en donde seguramente estaba la maquinaria que es prohibida por la ley”, puntualizó Gutiérrez.
Óscar Jaime Castañeda, abogado de los propietarios de la mina, indicó que el socavón contaba con los parámetros establecidos por la ley, al tiempo que señaló que desde la parte jurídica de los propietarios se solidarizan con las familias de las personas que quedaron atrapadas.
Por su parte, la Defensoría del Pueblo pidió investigar a la empresa que ostentaba el título de la mina, ya que asegura que la prohibición de realizar excavaciones profundas como las efectuadas en el terreno, la presencia de conexiones eléctricas aparentemente fraudulentas, la ausencia de una planta alterna de energía para suplir cualquier falla en el fluido y las precarias condiciones de seguridad social para los empleados, permitía su faena bajo circunstancias de alto riesgo para su integridad.
Hipótesis
Las primeras versiones indican que el incidente se dio luego de que la energía se fue de un momento a otro y las motobombas con las que extraen el agua para ingresar a las minas dejaron de funcionar, por ello las aguas del río Cauca, que pasa por encima, penetraron a los socavones.
El gerente de la Central Hidroelétrica de Caldas (Chec), John Jairo Granada, señaló que la mina contaba con una conexión eléctrica ilegal, pero que no se tenía programado un corte del servicio, y señaló que adelantan investigaciones para determinar cómo se realizó la suspensión del fluido eléctrico.
Fiscalía investigará
La Fiscalía envió un equipo del CTI a Caldas para que adelante una investigación sobre lo que llevó a la desaparición de 15 personas en dos minas de oro.
El dato
Ayer se declaró la Calamidad Pública en Riosucio, para acceder más fácil a las ayudas del Gobierno.
“No debe repetirse”
Tragedias como la ocurrida en Riosucio no pueden volver a pasar y hay mucho por hacer. En ello coincidieron el ministro de Minas y Energía, Tomás González, y Adriana Martínez, presidenta de Cinmipetrol.
Al respecto, el Gobierno señaló que ahora se debe enfrentar la labor de rescate de manera eficiente y dar un mensaje de que quienes se dedican en Colombia a la minería tienen dos caminos para ejercerla: el primero por la vía en la que se cumplen los requisitos técnicos de seguridad para los trabajadores y rentabilidad para la empresa, y el segundo es el de quien no cumple lo establecido y es perseguido por extracción ilícita y criminal.
Ni en la lista, ni aparece
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Dos mujeres deambulaban ayer cerca a las dos minas. Minutos después de que entregaron la lista oficial de las 15 víctimas, las dos señoras indagaban por la suerte de Javier Adriano Ramírez, de 24 años, y oriundo de Supía. El joven no aparece en la lista pero, según ellas, trabaja en esa mina.
"Ayer (miércoles) no llegó a dormir y esta es la hora que no sabemos nada de él. Siempre le ha gustado la minería y viaja por diferentes lugares".
Lista de desaparecidos
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José Rubiel Hernández Chiquito, 25 años.
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Jhon Alejandro Hernández Chiquito, 21 años.
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Wilson Enrique Tapasco, de 42 años.
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Víctor Alfonso Flórez Soto, de 30 años.
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Gilner de Jesús Pérez Clavijo, 26 años.
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Rubén Darío Ruiz Arango, 30 años.
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Adrián Arley León Uchima, 35 años.
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Lisandro Basto Guerra, 32 años.
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Libardo Emilio Molina, 44 años.
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Luis Alfonso Acevedo Londoño, 45 años.
Oliden de Jesús Hernández Reyes, 49 años.
La cifra
100 personas, entre socorristas y Fuerzas del Estado, apoyan las labores.
Esperaba permiso
Según el director de Corpocaldas, Raúl Jiménez, la entidad no podía entrar a evaluar si había algún daño por intervención del lecho del río Cauca, puesto que las minas estaban en proceso de legalización y debía esperar el pronunciamiento de la Agencia Nacional de Minería para elaborar un plan ambiental.
Añadió que, de esta manera, los propietarios de las minas cuentan con un amparo en donde la Policía, Fiscalía o la autoridad ambiental no tienen injerencia, pues no se puede considerar como una actividad ilegal.
Tres mil en riesgo
La Defensoría del Pueblo alertó sobre la vulnerabilidad para los trabajadores de 3 mil complejos de extracción en diferentes partes del país, que según la Agencia Nacional Minera se encuentran en proceso de formalización, pero sobre cuyas circunstancias de operación no se tiene un seguimiento detallado.
De otra parte, Martha Ligia Castaño Tovar, subgerente de distribución de Chec, expresó que tienen un censo de 86 minas que están en condiciones de ilegalidad en sus conexiones de energía eléctrica.
Además, que las minas de Leo y la de Mauricio estaban en proceso de legalización, pero sus instalaciones eléctricas no cumplían con las condiciones que permitieran que la empresa pudiese otorgar el servicio de manera legal”.
Aclaró que a esas 86 minas las denunciaron por defraudación de fluidos.