LA PATRIA | MANIZALES
Elíber Alejandro Cardona tenía 23 años cuando lo asesinaron en el sector de La Carrillera, en Villamaría, el 20 de agosto del 2002. Él trabajaba lavando carros y motos y con lo que ganaba le ayudaba a su madre.
Ayer ella pudo ver de frente al autor intelectual del asesinato, a Luis Fernando Marín, alias Franco, en el Teatro Fundadores. Allí se lleva a cabo el incidente de reparación integral a las familias de unas 120 víctimas de 286 exintegrantes del frente paramilitar Cacique Pipintá.
Luego de que la mujer contó las penurias por las que ha tenido que pasar, ahora vive en un garaje arrendado y trabaja vendiendo empanadas, eso cuando el dolor en los huesos se lo permite, fue el turno del hombre que dijo sentirse arrepentido, le pidió perdón y aceptó que fue un error.
La tragedia tiene un ingrediente extra. A su otro hijo Carlos lo asesinaron en el 2000, ella dice que también lo asesinaron los paras, pero no figura entre las víctimas. Sigue esperando que la justicia le dé una reparación justa por ambos.
Humillada
La madre de Juan Manuel Marín lo recuerda como un joven trabajador, laboraba en un taller de motos y respondía por ella y una hermana. Los rumores decían que el joven pertenecía a una banda delincuencial y en julio del 2003 lo mataron en Chinchiná integrantes del Cacique Pipintá.
Después de su muerte, la mujer tuvo que pedir ayuda para poderlo sepultar. Luego soportó las burlas, humillaciones y chismes. Que supuestamente era un vicioso, ladrón y sicario, ella cargó con esa cruz, ayer comprobó frente a Nelson Enrique Toro, alias Fabio, que esos rumores desencadenaron en el homicidio que de su hijo, que según ella, "se me llevó media vida".
No era ningún criminal, era un joven juicioso y respetuoso. El exparamilitar que ordenó el asesinato le pidió que lo perdonara, que sabía del error que cometió y por eso se mostró arrepentido.
Historias
Mientras las familias de unas víctimas hablaban, otras recordaban a los suyos, con pañuelo en mano se secaban las lágrimas y murmuraban. Perdieron padres, hermanos, hijos. No solo los inocentes jóvenes que señalaron de ser delincuentes fueron víctimas de los paramilitares.
Una mujer recordó a su padre Libardo de Jesús Usma, un comerciante a quien apreciaba la comunidad del corregimiento de Arauca (Palestina), a quien asesinaron en agosto del 2003. Se negó a asistir a las reuniones del grupo ilegal y también a pagar las extorsiones. Denunció esto a la Policía y esta fue su sentencia de muerte. Alias Fabio ordenó su asesinato.
En Anserma mataron en el 2003 a César Restrepo, un despachador de yips. Enviaba mercados a las veredas y según las Auc, era colaborador del Epl. Estaba obligado a enviar los víveres o sino sería objetivo militar de los guerrilleros. Lo terminaron asesinando los paras.
Destacado
Esta audiencia, que sigue hoy, cuenta con la participación de la Personería de Manizales, los ministerios de Defensa y de Vivienda y Defensoría del Pueblo.
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