LA PATRIA | MANIZALES
El más esperado durante los dos días de audiencia de incidente de reparación integral en Manizales era Iván Roberto Duque, alias Ernesto Báez, excomandante paramilitar, pero sus problemas de salud no le permitieron viajar. 102 familiares de víctimas de las Auc en Caldas estuvieron presentes.
Sin embargo, llegaron Luis Fernando Marín, alias Franco, y Nelson Enrique Toro, alias Fabio, quienes comandaron escuadrones en el occidente y centro del departamento. Aprovecharon para ver de frente a los asistentes y pedirles perdón por el daño que les causaron.
Ambos leyeron cartas en las que mostraron el arrepentimiento, confesaron que sus ideales durante su permanencia en las Auc no fueron más que engaños, que asesinaron gente inocente sin razón, que también tienen familias que les dieron la espalda cuando supieron el tipo de delincuentes que fueron, pero que quieren darle vuelta a la página.
Aseguraron que estaban parados frente a esas familias porque querían explicar porqué cometieron cada uno de los asesinatos, que colaborarían hasta el último día para esclarecerlos y saber quiénes los ordenaron.
¿Porqué los mataron?
Ayer, nuevamente pasaron ante los magistrados familiares de hombres asesinados porque supuestamente eran delincuentes. Se paraban a pocos metros de los verdugos y la pregunta era casi la misma: ¿porqué los mataron?
Se ponían de pie Fabio o Franco, a veces ambos, empezaban con un "perdón de corazón", por lo general sostenían que mataron a esas personas por órdenes de sus comandantes y/o por ser personas dañinas. Luego explicaron que sus víctimas no eran personas malas.
Así lo demostró la Fiscalía tras explicar que las víctimas carecían de antecedentes. Aunque en verdad y perdón las autoridades demuestran que se sigue avanzando, falta aclarar quiénes estaban detrás de esas órdenes, que muchas veces se siguieron a causa de rumores.
Se conoció el caso de Carlos Alberto Hernández, propietario de una carnicería en la Galería de Manizales, a quien asesinaron las Auc en noviembre del 2002. Dijeron que se trataba de un ladrón de ganado, dejó tres hijas huérfanas. Fue un chisme.
Así mismo pasó con José Cifuentes, pescador y minero. Lo mataron en el sector de Palermo, en la vía que comunica a Manizales con Irra (Risaralda). Lo tildaron de ser informante del Epl, su familia sufrió el desplazamiento dos veces y sus hijas se vieron obligadas a aprender el oficio de la víctima para sobrevivir.
"Una atarraya y dos baldes eran sus únicas armas", sostuvo una de ellas.
El contexto
El Cacique Pipintá tuvo seis grupos de contraguerrilla: Las Águilas, Las Cobras, Los Escorpiones, Los Halcones, Grupo Delta y Los Buitres. Cada uno contaba con 15 o 20 hombres. A veces se hacían pasar por guerrilleros del Frente 47 de las Farc para descubrir milicianos y colaboradores dentro de la población civil. Así asesinaron a, por lo menos, 100 personas.
A finales de septiembre del 2007, 40 de sus integrantes, que no se desmovilizaron en abril del 2006 cuando venció el plazo dado por la Ley de justicia y paz para las desmovilizaciones en el país, entregaron sus armas en Salamina. Los desmotivó la muerte de 11 de sus compañeros y la captura de Jhónatan, que asumió el mando tras la detención de alias Alberto Guerrero, el 17 de enero de 2007.
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