TATIANA GUERRERO
LA PATRIA | MANIZALES
Nunca sabemos si la tierra que pisamos está abonada con los cadáveres que va dejando la violencia". Esta reflexión de Mary Daza en su libro Los muertos no se cuentan así, fue una duda de Yermi Restrepo Castañeda durante 26 años, el mismo tiempo que la tierra ocultó a su esposo.
"Era 1992, mi esposo salió en la mañana a trabajar y nunca volvió", así comienza el relato de Restrepo que se acorta por su sollozo, cuando recuerda la desaparición de Miguel Ángel Cardona, en el conflicto armado. Un testimonio que se vivió en la geografía colombiana y que según el Registro Nacional de Víctimas, actualmente se identifican por este hecho victimizante 86 mil 972 personas.
Bien lo describió Gabriel García Márquez, cuando a través de la figura de Úrsula Iguarán reveló la abnegación y la lucha de la mujer por cumplir un papel importante en la familia: "Gracias a ella, los pisos de tierra golpeada, los muros de barro sin encalar, los rústicos muebles de madera construidos por ellos mismos estaban siempre limpios, y los viejos arcones donde se guardaba la ropa exhalaban un tibio olor de albahaca".
Yermi tenía 15 años cuando perdió a su esposo en el corregimiento de Puerto Pinzón (Puerto Boyacá). Se fue con su hija de 9 meses al seno de su madre en Santa Fe de Antioquia.
Para el 2006, los deseos de saber el paradero de su esposo, la llevaron de vuelta a Puerto Pinzón. Desamparada de la ley se encontró con alguien que intentó ayudarle en su búsqueda.
Solo hasta el 2008 a través de una denuncia, Miguel fue registrado como víctima de desaparición. Un trámite que lo archiva en un relato que se conoció en las versiones libres que se llevaron a cabo durante el proceso de Justicia y Paz, reglamentado por la Ley 975 de 2005.
En el 2014 en una audiencia se reveló el secreto que la mortificó durante 22 años: revestida de asombro reconoció en su fisonomía y facciones particulares al autor del crimen. Era aquel mismo sujeto que hace un par de años había ofrecido ayudarle en el rastreo.
Según el informe ¡Basta Ya! del Centro Nacional de Memoria Histórica: "La desaparición forzada como mecanismo de violencia opera mediante el arresto, la detención o cualquier otra forma de privación de libertad que ocasiona el ocultamiento de la víctima. La práctica de ocultamiento sucedió, entre otras formas, por la incineración de los cuerpos en hornos crematorios artesanales y el entierro en fosas comunes", esta última fue el destino de Cardona, así lo indicó el asesino, quien entregó las coordenadas de los restos y cumplió una pena de 10 años por el crimen.
Yermi habita en La Dorada, su tierra natal. Recuerda, con voz entrecortada, que el 6 de junio de este año recibió un golpe muy fuerte cuando en compañía de su hija, la Unidad de Víctimas y la Fiscalía les entregaron los restos de Miguel.
"Llevaba 26 años enterrado, fue difícil realizar los examenes de ADN, pues el cuerpo estaba deteriorado. Ese día el dolor fue mayor, al ver que este era el primer contacto consciente que tenía mi hija con su padre", narró.
Con 45 años, es líder del programa Familiares Colombia e integrante en la Mesa Departamental de Víctimas.
"En Familiares Colombia nos encargamos de la búsqueda y el rescate de las personas desaparecidas. No nos corresponde el tema de las indemnizaciones, pero sí hacemos el acompañamiento de encontrar esos cuerpos, de estar pendientes de las audiencias", señaló.
El río pasó de ser el eje de vida y sustento para la población, y se transformó en morada de muertos anónimos. Hoy, conmemoraciones y homenajes a víctimas de desaparecidos se concentran en el río Magdalena. Rituales que le devuelven la esperanza.
Acompañamiento
La Unidad de Víctimas cada 30 de Mayo y 30 de agosto (Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas) realizan un acompañamiento para que las familias de desaparecidos rindan tributo a sus seres queridos.
"Nos concentramos en La Dorada, entregamos apoyo en transportes, almuerzos y refrigerios; un acto simbólico en honor a víctimas. Casi siempre se hace a la orilla del río Magdalena, pues tiene mucho significado porque allí fueron encontrados muchos cuerpos, allí a muchas personas las masacraron. Adicionalmente, el municipio tiene un obelisco donde ellos también hacen sus ofrendas" recalcó la entidad.
Apoyo a las víctimas
Cuando ocurre el hallazgo del cuerpo de un desaparecido, la Fiscalía acude al apoyo psicosocial que presta la Unidad de Víctimas. Durante tres días, los profesionales entran en diálogo con las familias con la intención de reconocer las condiciones y el estado emocional, a través de una fotografía y los recuerdos reconstruyen una imagen del ser querido y una vez entregados los restos, son acompañados a las honras fúnebres.
Si aparece
Las autoridades recomiendan a las familias que han hecho denuncias por desaparición de un familiar, reportar de inmediato al Grupo de Desaparecidos cuando regrese, pues de lo contrario continuarán figurando en el registro.
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