LA PATRIA | MANIZALES
Una investigación centrada en el pensamiento de los victimarios sexuales determinó ocho modos emocionales, que a su vez se refieren a los roles que juegan frente a sus víctimas. El autor es Andrés Mauricio Ramírez Torres, aspirante a Doctor en Ciencias Cognitivas de la Universidad Autónoma de Manizales (UAM).
El trabajo de campo se desarrolló con internos de la cárcel La Blanca, de Manizales, procesados y condenados por delitos sexuales. Se identificaron los diferentes sistemas de pensamiento y la intencionalidad presentes en las emociones sociales que intervienen y generan la actividad delictiva sexual.
“De acuerdo con las estimaciones del Sistema de Registro de Abusadores sexuales (SOR [Sex Offender Registry] en todo el orbe cada minuto ocurren aproximadamente cincuenta casos de actividad ofensiva sexual. Esto confirma indudablemente a la ofensa sexual como un fenómeno epidemiológico, global y multicultural”, indicó Ramírez Torres.
¿Estudió los expedientes judiciales de las personas que entrevistó?
No, no se llevó a cabo la revisión de dicho material, partimos de la base de que los participantes estuvieran ya condenados y que aceptaran la comisión del delito. Lo primero le otorgó credibilidad y confianza a nuestro sistema penal y lo segundo generó credibilidad en el proceso investigativo. En algunos casos los victimarios reconocieron negar el delito durante el proceso jurídico. Sin embargo, en nuestra investigación aceptaron los hechos delictivos.
¿Sería relevante hablar de las edades de los victimarios o en su defecto de un nivel de desarrollo cognitivo?
Respecto a las edades el rango fue amplio y no se delimitó, dada la dificultad para acceder al consentimiento informado de los condenados no se tuvo un criterio de selección cronológico o por edad. En el campo de la etiología de la ofensa sexual existen numerosos estudios generacionales, cronológicos, multiculturales y también de género. Sin embargo, el presente estudio indagó a informantes con un grado de maduración cognitiva normal. Partiendo de esta base se presupuso que con un grado de maduración mental normal las distinciones de edades no son relevantes. De hecho los resultados no reflejaron una relación relevante entre una determinada edad u otra para la comisión de delitos sexuales. Se partió del presupuesto de una normalidad cognitiva en la maduración de los participantes.
En cuanto al desarrollo cognitivo sí hubo resultados importantes, unos que confirmaron lo hallado en múltiples estudios en este campo y otros que podrían ser altamente relevantes en la teorética de este campo investigativo. De un lado, se confirma la prevalencia de creencias, distorsiones cognitivas, fallos lógicos y el uso de diversos heurísticos (sesgos y atajos mentales); de otro, la altísima influencia del razonamiento contrafáctico en la construcción de distorsiones cognitivas y creencias, estas elaboraciones, desde la perspectiva del victimario, presuntamente justifican la actividad delictiva sexual antes, durante y después. Así mismo, se encontró que el razonamiento contrafáctico elabora razonamientos que reducen en los informantes la percepción de extemporaneidad con la víctima, básicamente, en la mayoría de los casos indagados hubo un nivel de contemporaneidad muy reducido, es decir, las diferencias de edad entre victimarios y víctimas fue muy alto, esta condición se evidencia ampliamente en la incidencia del delito a nivel global. Sin embargo, se destaca de acuerdo a esta investigación la relación encontrada entre la minimización o naturalización de la diferencia de edad por medio de la elaboración de razonamientos contrafácticos. Se debe diferenciar claramente entre inteligencia y desarrollo cognitivo, esta investigación identificó las maneras del cómo se construye o desarrolla la estructura cognitiva de las emociones que inciden en la comisión de los diferentes tipos de delitos sexuales. La inteligencia y los desempeños cognitivos no presentan correspondencias a favor o en contra de la comisión de delitos sexuales, y aunque hay investigaciones en este sentido, en esta investigación no fue un factor incidente.
¿Cuál fue la hipótesis inicial?
Esta investigación partió de la siguiente premisa o hipótesis: En la comisión de delitos sexuales las emociones sociales y su constitución cognitiva poseen un rol preponderante y altamente interviniente.
¿Considera que en el campo del derecho penal se puedan introducir aspectos de esta investigación?
Desde las ciencias cognitivas existen diferentes modos operativos o concepciones de llevar a cabo el delito sexual y sus respectivas causas. Adicionalmente, en el campo de la etiología del delito u ofensa sexual existen múltiples clasificaciones o tipologías que caracterizan los victimarios sexuales por tipos o características de acuerdo su proceder. No obstante, la clasificación que denota la normatividad penal, al menos en la nuestra en cuanto a la tipificación de eventos delictivos de tipo sexual no corresponde a las desarrolladas científicamente en el campo. Sin duda, hay razones epistemológicas que reflejan el motivo de tales diferencias. Las ciencias cognitivas tienen como objeto de estudio la cognición, la emoción, el lenguaje, la conciencia, el aprendizaje, la inteligencia, el comportamiento delictivo, etc. Por el contrario, el objeto material del derecho penal estriba en el orden social, en tanto se protejan los bienes jurídicos fundamentales del individuo y la sociedad. Adicionalmente, las penas, las medidas de seguridad y su grado racional y jurídico de conmensurabilidad no son al menos por ahora o en esta investigación objeto de estudio de las ciencias cognitivas, si lo son de las ciencias jurídicas.
¿Cómo se puede resocializar a victimarios en casos de delitos sexuales?
En cuanto a la resocialización, tratamiento e inserción de los victimarios sexuales la presente investigación puede aportar y de forma clara. Al ser identificadas las principales estructuras cognitivas de las emociones intervinientes en la comisión de delitos sexuales, se puede generar o elaborar un sistema lógico-cognitivo-afectivo que facilite y oriente el tratamiento o la intervención, y por consiguiente, la resocialización e inserción social. Algunos de los indagados durante las entrevistas encontraron respuestas y explicación de los motivos que los llevó a comisionar delitos sexuales, en consecuencia, un tratamiento lógico-cognitivo-afectivo favorecería todo el proceso de resocialización e inserción, a su vez mitigaría la reincidencia.
¿Podría dar unas definiciones de los ocho modos emocionales de esta investigación?
Los victimarios sexuales no comisionan o proceden de la misma manera, presentan diferentes modos de proceder, se encontraron diferentes constancias o recurrencias. y en el análisis de la información entre las estructuras cognitivas de las emociones se identificaron dos asuntos importantes, el primero que el deseo sexual no es la única emoción presente en el delito sexual, adicionalmente, hay otro tipo de emociones asociadas, por ejemplo en algunos de ellos el deseo sexual está fuertemente asociado a la venganza, caso contrario, se encontró que algunos victimarios no usan la violencia o agresión física, y buscan mediante la persuasión, el convencimiento y hasta con el enamoramiento contraer afectivamente una relación con la víctima, cuyo desenlace posterior es la comisión de un delito sexual.
En ambos casos el deseo sexual estuvo fuertemente motivado por emociones diferentes al deseo mismo pero que constituyen un factor esencial en su proceder. Básicamente, estas emociones asociadas mostraron en esta investigación diversos roles, diferentes modos de vivir la experiencia afectiva-sexual-delictiva. Se encontraron roles tales como:
*El paternal, cuya actividad intencional es criar o cuidar, disfruta el cuidado o protección de la víctima, este tipo de victimario sexualiza el cuidado, la crianza, en estos casos se pueden encontrar los incestos paternales o maternales, también algunos cuidadores como maestros, sacerdotes, asistentes de menores, etc.
*El salvador, estrechamente relacionado al anterior, sin embargo, su actividad intencional es la de auxiliar, la de salvar, estos victimarios disfrutan brindando auxilio y una presunta salvación a sus víctimas, en estos casos se encuentran aquellos victimarios que buscan personas con un alto grado de vulnerabilidad o indefensión para poder asumir el rol salvador o auxiliador, en estos casos se puede encontrar victimarios que asumen la responsabilidad económica de las víctimas y sus familias, también confesores u orientadores como psicólogos, profesionales de la salud, también cuidadores como maestros, sacerdotes, empleados o empleadas domésticas, etc. En estos casos se sexualiza el auxiliar y el ayudar al otro.
*El coleccionista, cuya actividad intencional es enamorar, disfruta enamorar personas cuya accesibilidad o disponibilidad es altamente improbable, es el “Don Juan” de los victimarios sexuales, generalmente son personas valoradas positivamente por su aspecto físico y/o estado socioeconómico. Estos victimarios buscan víctimas cuya posibilidad de enamorar sea de alta imposibilidad. Enamorar o tener acceso carnal con estas víctimas se convierte en un trofeo, son victimarios que se sienten rejuvenecidos cuando pueden conquistar o enamorar a este tipo de víctimas. Crean una sensación de rejuvenecimiento, sexualizan a estas víctimas y aumentan su autopercepción de virilidad.
*El narcisista a diferencia de los tres anteriores no enamora a las víctimas, en este caso los victimarios buscan seducir a las víctimas aprovechando su posición de poder o apariencia física positiva. Estos victimarios buscan ser venerados por las víctimas sea por su rol, posición social, económica, institucional o familiar. Sexualizan la veneración.
*El depredador se encuentra afectivamente en una zona diferencial de las anteriores, en este caso la actividad intencional de los victimarios es dominar, cazar, atrapar, estos victimarios disfrutan imponer, forzar, etc. Se encuentran victimarios en este rol a aquellas personas que acceden carnalmente a la víctima sin ningún tipo de actividad de persuasión o consentimiento parcial, se usa la fuerza física y espacial para llevar a cabo la perpetración. Buscan víctimas con un alto grado de accesibilidad por imposición, por tanto, que haya un reducido grado de resistencia. Identifican, planean, acechan y atrapan, de ahí su rol depredador.
*El caníbal, estrechamente relacionado con el anterior, sin embargo, este cruza el límite de la vida de la víctima y trasgrede en absoluto su integridad. Estos victimarios están en la capacidad de eliminar la víctima, sea secuestrándola o asesinándola. Disfrutan del dolor de la víctima, después lo reducen llevando a cabo el homicidio, consuman la víctima, la devoran en sus propios términos. Su intencionalidad consiste en vengarse y han sexualizado el dolor de la víctima y la venganza misma. Su rol metafórico se debe a su necesidad de devorar, de consumar al otro.
*El fantasma, cuya actividad intencional es impresionar, generar miedo, paradójicamente disfruta ser rechazado, corresponde a esta categoría los victimarios exhibicionistas, generalmente, no llevan a cabo alguna actividad de tocamiento o acceso carnal. Normalmente se supeditan a la exhibición de sus partes personales y a generar miedo en la víctima, disfrutan de la huida de la víctima o de su huida. Actúa fantasmalmente, su aparición y desaparición son una alta fuente de satisfacción sexual. Han sexualizado el miedo del otro.
*Contagio grupal: este es el caso de aquellos delitos donde se presenta múltiple acceso carnal por parte de diferentes victimarios con una sola víctima. Suele ocurrir en situaciones como reuniones sociales, uso de sustancias psicoactivas, etc.
Por último, es inusual que se genere un delito por abstinencia crónica sexual. Sin embargo, en la investigación se presentó un caso cuya lógica correspondió a esta dinámica. El victimario cognitiva y emocionalmente no correspondió a alguno de los roles anteriormente señalados.
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