Coronel Carlos César Zambrano Galeano
Las actividades de compelación, que son las mismas que se conocen desde hace décadas como batidas, son una forma de hacer cumplir un deber constitucional de los jóvenes.
Así lo indica el coronel Carlos César Zambrano Galeano, comandante de la Octava Zona Ocho de Reclutamiento, a la que pertenece el Distrito Militar 31, con sede en Manizales.
El oficial respondió algunos interrogantes, publicados en LA PATRIA, en relación con los recientes operativos de esa naturaleza realizados en municipios de Caldas. Hechos que motivaron quejas de ciudadanos.
¿Cuál es la claridad que desean hacer sobre los reparos de los ciudadanos al procedimiento de compelación (batidas) que realizan?
Primero, es que hay que cumplir con la misma Constitución Política de Colombia. Los colombianos están en la obligación de tomar las armas cuando las necesidades así lo determinen. Para eso existe la Ley 48 de 1993. Existen unos artículos, el 14 orienta sobre como se inicia el proceso desde que los jóvenes cumplen la mayoría de edad, y que una vez ellos comiencen acudan a las concentraciones ordenadas para evitar luego las acciones en las que lo único que hacemos es tratar de que el ciudadano cumpla con la ley.
Hay observaciones acerca de las personas que ustedes transportan en los camiones, sobre todo cuando resulta que no son ni infractores ni remisos.
La verdad es que tratamos de minimizar estas situaciones. Nosotros contamos con los medios de comunicación que nos permiten en tiempo real hacer una verificación de ese joven e individualizarlo. Lógicamente habrán situaciones en las que este muchacho deberá anexar algunos soportes de documentos, que justifiquen las exenciones de ley y de esta manera permitir que siga su normal transcurrir de la vida por fuera de la parte militar.
¿Qué se puede hacer para evitar que ocurra lo que ya sucedió hace unos meses en una población del Norte de Caldas, cuando unos jóvenes fueron traídos a Manizales y luego se les vio a varios pidiendo limosna en el Centro para regresar?
En ese punto le presento las excusas a los ciudadanos que han sentido en carne propia estas situaciones, que no son las mejores. Son fallas y tratamos de minimizarlas. El joven al no servir y al ser conducido a un lugar lejano deben suministrarle los viáticos y medios de transportes para que retorne a su casa. Hemos tenido estos inconvenientes. Un joven que es entregado a un batallón que se encuentra por fuera de la jurisdicción, infortunadamente allá presentan otros papeles soportes (que los eximen del servicio) y los están devolviendo sin más a sus casas cuando realmente deberían darle lo necesario para el retorno. El comandante de la Octava Brigada, señor coronel Jairo Leguizamón le tiene ordenado a sus comandantes de batallones que esos jóvenes deben ser devueltos al seno de su hogar en las mismas condiciones en que fueron llevados.
¿Qué están haciendo para individualizar bien a los jóvenes sin que sea necesario el transporte de personas, que posiblemente no son ni infractoras ni remisas?
Con esos jóvenes no tenemos inconvenientes. El problema es cuando los remisos e infractores son llevados a la unidad, pero empiezan a aducir situaciones especiales que son exenciones de ley. Lógicamente tendrán que mostrar los documentos soportes para devolverlos al seno del hogar. Y es que los remisos o infractores bien pueden ser hijos únicos, estar casados, tener hijos o padecer una enfermedad, pero deben probarlo y luego quedan libres. Vale aclarar que de todas maneras deben pagar de su pecunio el costo de la tarjeta.
La circunscripción del Distrito Militar 31 tiene 15 municipios. El potencial de esas poblaciones para prestar el servicio son 44 mil 266 habitantes. De ellos se descartan 18 mil que son bachilleres.
El coronel Zambrano, comandante de la Zona Ocho, señala que para el anterior contingente el Distrito 31 inscribió a mil 250 jóvenes en los municipios, para proveer 144 cupos del Batallón Ayacucho, pero solo se presentaron 200 jóvenes de los cuales 65 se descartaron porque eran bachilleres, hijos únicos o tenían otras exenciones. 75 quedaron aptos y el resto fue desaprobado en los exámenes médicos.
Explica que tras agotar el proceso de voluntarios el Ejército se ve en la necesidad de iniciar las compelaciones. Señala el coronel Zambrano que para las últimas incorporaciones, de esta manera recogieron a 750 jóvenes, de los cuales 213 fueron aptos.
Las autoridades de reclutamiento aseguran que las compelaciones no son permanentes, sino por tiempos de incorporación.
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