LA PATRIA | MANIZALES
Esa noche del 17 de julio 17 de 2018, la menor, de 9 años, jugaba con sus hermanos en la parte externa de su residencia, ubicada en un barrio de Riosucio, cuando el balón cayó al patio de la residencia de Luis Alfonso Guapacha Pescador.
El hermano de la niña se dirigió con ella al predio para recoger el juguete y pidió permiso para ingresar. Mientras buscaba el balón entre la maraña, Guapacha Pescador aprovechó, sentó en sus piernas a la menor y por encima de su ropa le manoseó su pecho y entrepierna.
La escena la vio el hermano, quien cogió de la mano a su familiar y se la llevó cuando el tipo le pidió que se quedaran un ratico. De paso, avisó y llamaron a la Policía para la denuncia.
Lo aprehendieron por actos sexuales abusivos con menor de catorce años, en concurso. No aceptó cargos y le dieron medida de aseguramiento de detención preventiva en establecimiento carcelario.
El gobernador del Resguardo Indígena Escopetera y Pirsa solicitó que fuera juzgado allí, pero se resolvió que sería un juez penal quien llevaría el caso.
El juicio se programó para este año, pero debió aplazarse por la pandemia. En agosto se dio sentido de fallo condenatorio contra este hombre, de 60 años y casado. El Juzgado Penal del Circuito de Riosucio le dio nueve años, la mínima, por carecer de antecedentes.
Los hechos
La madre de la menor, en audiencia, contó que Alfonso era amigo de la familia y que el día de los hechos estaba trabajando, que un hijo le contó lo sucedido. Una hija fue con el novio a reclamarle al adulto mayor, quien respondió que “solo le tocó el cabello y el hombro de cariño y que eso no volvería a pasar”. La esposa del hoy condenado ofreció disculpas, pero se mostró incrédula.
“La niña recibió asistencia psicológica en el ICBF, estuvo en tratamiento varios meses, incluso, cuando veía el microbús conducido por Alfonso se ponía a temblar”.
Los profesionales que atendieron a la víctima indicaron que ella fue consecuente con lo vivido, movida por el llanto y la tristeza, muy natural en su discurso, segura de lo que hablaba, pese a los episodios de ansiedad y miedo. Cuando la niña narró los hechos rompió en llanto al recordar lo que Luis Alfonso le hizo.
La esposa y el nieto del acusado afirmaron estar lejos del patio. La primera, en la tienda; el segundo, dentro de la casa, viendo televisión.
“No encuentra el Juzgado en la tesis defensiva un soporte argumentativo suficiente, claro y contundente capaz de derruir el mérito de lo aportado por las pruebas legalmente aportadas durante el juicio”, dijo el juez.
La cifra
22 años llevaba como conductor el condenado.
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