LA PATRIA | MANIZALES
Se llama Clemencia. Su nombre parece interpretar lo que el Derecho Penal hace con el menor de edad que por poco mata a su hijo de una puñalada en el cuello.
La agresión se presentó el miércoles 3 de diciembre a las 8:10 de la noche, cuando la víctima, un adolescente de 15 años, salió de una sala de internet en el barrio La Enea. Allí estaba el niño agresor (de 13 años), quien al verlo le dijo "Piter Anguila", un apodo que sabía que iba a incomodar al joven.
Un amigo que lo acompañaba le pidió que lo dejara en paz, pero no lo hizo. Llevado por la rabia, el insultado golpeó a quien lo estaba ofendiendo, quien alterado, le dijo: “te voy a meter una puñalada”. Y cumplió su palabra y chuzó al otro en el cuello.
Al herido lo socorrieron dos amigos que, al ver que estaba perdiendo mucha sangre, lo llevaron a Assbasalud del barrio. El puñal le perforó la arteria y el pulmón, por lo que de allí lo remitieron a la Clínica San Marcel. “Dele gracias a Dios que viven cerca y corrieron a traerlo. Si demora un poco más, hubiera muerto”, es lo que según Clemencia, le dijo el médico.
Han pasado 16 días y ella y su familia han padecido un calvario, igual o mayor a las cinco cirugías por las que ha pasado su hijo. Los médicos le decían que podía perder el brazo izquierdo, que estaba anémico y que los coágulos de sangre que le extrajeron del pulmón obstruido podrían dejarle secuelas.
A esto se suma que el pequeño infractor sigue libre y a sus anchas.
Clemencia acudió a la Policía de Infancia y Adolescencia, habló con un abogado penalista, fue a Bienestar Familiar y al Cespa de la Fiscalía. En todas partes le dijeron que como el agresor era menor de edad, no había nada que hacer contra él. Era inimputable.
Ella alega que no es justo que un chico que decía ser amigo de su hijo, haya hecho eso y pide una sanción ejemplar. “Si la ley impide que el muchacho responda, que lo hagan los padres”.
Óscar Castrillón, abogado penalista, dijo sobre este caso que lo único que la ley permite para un menor infractor de 14 años, es que se lo lleven a sus padres para que lo tengan en custodia. No lo pueden detener.
Aclara, sin embargo, que los padres del adolescente victimario deben responder por los daños causados. Para que esto suceda, los padres de la víctima deben denunciar.
Castrillón explica que en estos casos, la ley es permisiva, pero es la ley. Incluso, si se hubiese presentado un homicidio, al menor victimario no lo pueden juzgar. Ni siquiera, cuando este cumpla la mayoría de edad lo pueden encarcelar.
Lo que dice Bienestar Familiar
Luis Eduardo Céspedes, director del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) Seccional Caldas, indicó que cuando se presenta una circunstancia de estas, la entidad actúa desde las Defensorías de Familia "para reestablecer los derechos del victimario y de la victima". Se vela para que recuperen su salud y se evalúa el medio social en el que se desenvuelven los niños y sus familias.
Frente al agresor, “se entiende que algo está sucediendo con sus padres o con sus cuidadores. Lo que adelantamos es un proceso de restablecimiento de derechos también”. En este, se valora su medio familiar para velar porque sus derechos no sean vulnerados. Indicó que casi siempre, estos menores regresan a su entorno perjudicial y allí pueden ser agredidos, por lo que se establece con ellos un proceso de protección.
Frente al agresor, Céspedes indicó que aunque el menor agresor no es atendido por ellos, si entró al sistema de responsabilidad penal para adolescentes, para que supere las dificultades que lo llevaron a cometer este delito y sacarlo del medio en el que se encuentra.
No quiso hablar
LA PATRIA se comunicó con la mamá del joven señalado de la agresión para conocer los correctivos que tomaría con su hijo, y si estaba dispuesta conciliar alguna reparación con la familia del menor afectado. Ella prefirió no declarar sobre el particular.
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