LA PATRIA | MANIZALES
Frenar el accionar delictivo de alias La Vaca y su grupo en Anserma se convirtió para las autoridades en un reto que no daba espera, sobre todo porque su estrategia fue entrar a matar jíbaros, para reemplazarlos por otros que fueran leales a la banda Cordillera, de Pereira.
Un grupo de investigadores de la Sijín del municipio, con agentes encubiertos, en coordinación con un fiscal especializado de Manizales, logró en cuatro meses la identificación y judicialización de la banda.
Este año se le asocia con seis homicidios y dos casos más en los que las víctimas sobrevivieron. Un investigador manifestó que la infiltración a la organización permitió evitar cerca de 10 homicidios, ordenados directamente por La Vaca.
Tan pronto daba la orden, los mecanismos de inteligencia se activaban para detectar la posible víctima y maniobrar para ponerla a salvo, bien fuera haciendo presencia en el lugar donde se encontraba, persuadiéndola para que abandonara el sitio o, en algunos casos, conduciéndola a la Estación de Policía en aplicación de un procedimiento que pareciera rutinario.
Aunque es natural de Anserma, se conoce que estuvo privado de la libertad en Brasil por su vinculación al negocio del narcotráfico.
Regresó a Colombia hace dos años por Ecuador y rápido se vinculó con la banda criminal denominada Héroes del Pacífico, que delinque en Policarpa y Leiva (Nariño).
Llegó a ser el segundo al mando, después de alias Matamba, quien estuvo detenido, pero tras conseguir una detención domiciliaria se fugó para integrarse de nuevo a su banda.
A sabiendas de que se encontraba en la mira, La Vaca volvió a Pereira e hizo contacto con la banda Cordillera. Al parecer, acordaron imponer la ley del grupo criminal en Anserma. Quien no quisiera vender la droga de esta organización debía abandonar el pueblo o lo asesinaban. La resistencia de algunos la pagaron con la muerte. Los homicidios se dieron en Anserma y Viterbo.
Los investigadores recordaron que inicialmente los hechos se manejaron por separado. Hubo hasta tres grupos intentando esclarecer los crímenes.
Un análisis de elementos probatorios recaudados concluyó que había relación entre los casos, se identificaron escenas de homicidios y capturas por porte de armas de fuego,.
Los asesinatos, por ejemplo, fueron perpetrados mediante sicariato. En unos casos se usó pistola calibre 9 milímetros. De otro lado, las víctimas eran personas con anotaciones o antecedentes por estupefacientes, entre ellos:
Estas y otras razones llevaron a unificar las investigaciones en una sola, a cargo de un grupo especializado de la Sijín de Anserma.
Hubo hechos que permitieron avances.
En la noche que asesinaron a alias Muelas, en la vereda El Recreo, la Sijín se desplazó al sitio. Un kilómetro antes se encontró a alias el Gato. Estaba desarmado. Le preguntaron el motivo de su presencia en la zona, pero las explicaciones que dio no convencieron. Tenía manchas de sangre en la ropa.
Lo llevaron hasta el lugar donde se hallaba el cadáver. Dijo no conocerlo, pero en el celular tenía el número de la víctima grabado con el alias. Llamaron desde su equipo y sonó el móvil del hombre que yacía en el suelo sin vida.
No había forma de hacer una captura en flagrancia, pero le hicieron la prueba de absorción atómica e incautaron la ropa que llevaba puesta. En el primer caso se determinó que había disparado un arma. En el segundo, que las manchas de sangre eran humanas. Semanas después el Gato fue capturado por posesión de un kilo de marihuana.
En abril las autoridades recibieron de un informante, la alerta sobre la presencia de la Vaca en Anserma, su conexión con Cordillera y el plan criminal. Se reunía con su grupo en una finca de la vereda El Horro.
La estrategia del delincuente tenía un componente de inteligencia militar. Dividió en zonas el municipio y no permitía que los distribuidores de droga de una zona supieran quiénes actuaban en las otras. Se le llama compartimentación.
Las interceptaciones a celulares revelaron que la Vaca se movía por varias regiones del país, pero la ubicación exacta era difícil de establecer. Se solicitó apoyo a una unidad especial de la Dijín.
El 27 de mayo se le situó en Ciudad Bolívar (Antioquia). En los días previos los investigadores reactivaron un proceso vigente en su contra por porte ilegal de armas de fuego en Anserma. Se solicitó una orden de captura y un juez la aprobó.
Ahora que sabían dónde se encontraba y que por varias horas la señal seguía en el mismo sitio, pues se quedó a dormir en el sitio, partieron en la madrugada hacia el municipio antioqueño. Fueron cinco horas de viaje. A primera hora lo sorprendieron. Él también se asustó y reconoció que no esperaba que justo en ese lugar lo encontraran.
La pinta daba a entender que es un hombre supersticioso. Tenía collares, cordones rezados, piedra de ara incrustada y talismanes, entre otras marcas. Los investigadores le expresaron: “El 'brujo' de nosotros resultó mejor que el suyo”.
En la audiencia de control de garantías se le impuso medida de aseguramiento en establecimiento carcelario. Sin embargo, desde el encierro continuó dando órdenes.
Entre junio y julio el grupo de investigación y el fiscal especializado contaban con nueve personas capturadas, entre ellas alias Viviana, quien le consignaba dinero a la Vaca, producto de la venta de estupefacientes.
Los análisis técnicos a las llamadas hechas desde 22 líneas celulares probaban que estaban concertados para cometer crímenes. El mes pasado el ente acusador le imputó a la banda concierto para delinquir, homicidio agravado, tráfico de estupefacientes, destinación ilícita de inmuebles y uso de menores para cometer delitos.
Algunos miembros de la banda salieron del municipio o se encuentran escondidos. Sin embargo, los que se quedaron siguieron con el microtráfico, por su cuenta.
La evidencia existente permitió dar el más reciente, como lo publicó este medio la semana pasada. La Sijín capturó a otros ocho miembros del grupo. En total 17 integrantes que trabajaban para Cordillera, a órdenes de la Vaca, están tras las rejas.
A la Vaca le figura desde enero una orden de captura por su vinculación con la banda criminal de alias Matamba en Nariño. Lo requieren por concierto para delinquir y porte ilegal de armas de fuego de uso privativo de las Fuerzas Militares.
La Fiscalía reactivará las investigaciones por unos 10 homicidios y una desaparición forzada atribuidos a alias la Vaca, entre 2010 y 2016.
Las cuentas del ente acusador sobre la pena que le espera a la Vaca, si llega a etapa de juicio oral y es condenado, sería de unos 60 años. Al parecer, ya inició acercamientos con la Fiscalía para negociar su pena a cambio de la aceptación de cargos.
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