LA PATRIA | MANIZALES
Jhon Alexánder Ramírez Vidal asesinó a Juan Carlos Rendón Parra, de 35 años, porque quiso, no por defenderse de un supuesto atraco. La Sala Penal del Tribunal Superior de Manizales le confirmó la sentencia de 17 años y tres meses de prisión por ese homicidio.
El 9 de marzo del 2012, el Juzgado Cuarto Penal del Circuito de Manizales lo condenó en primera instancia, pero la defensa del acusado apeló.
La muerte de Rendón Parra ocurrió en la madrugada del 18 de diciembre del 2010. La Policía halló en un andén, del barrio El Caribe, el cuerpo de la víctima, a quien asesinaron con arma de fuego. Luego se comprobó que le dispararon en la cabeza, muy de cerca.
Momentos después del hecho, los uniformados escucharon otros disparos, acudieron al sitio de donde provenían y encontraron al hoy condenado, que era un cabo adscrito al Ejército. Se escondía detrás de una buseta y tenía un arma en su mano.
Lo llevaron a audiencia, pero se declaró inocente. Pese a eso, en febrero del 2012 le dictaron sentido de fallo condenatorio. El acusado indicó que sí hizo un disparo, pero para librarse de quien supuestamente lo perseguía.
El juez manifestó que Ramírez Vidal fue quien disparó y que no se le acreditó la configuración de una legítima defensa, pues no hubo prueba que demostrara que repelía un ataque contra su vida.
El sentenciado, en juicio, quería demostrar que lo seguían y que cuando lo alcanzaron disparó hacia atrás. Sin embargo, no hubo lógica en su afirmación, pues pericialmente se estableció que accionó el arma cuando la boca del cañón hizo contacto directo con la piel del cráneo de la víctima, lo que implicaba que el procesado extendió su brazo por lo menos 40 centímetros.
La cantidad de balas que dijo que cargaba (12) no coincide con las que hallaron en el tambor, pues aseguró que hizo 11, pero en el arma quedaron tres. Además, dijo que buscó a los policías, pero finalmente fueron ellos los que lo encontraron escondido detrás de una buseta.
"Le dijo a un celador de la cuadra que afirmara que disparó porque le iban a robar la chaqueta. En la panel de la Policía olía a orina. El sentenciado y su primo dijeron que se orinaron porque no aguantaron. Sin embargo, los uniformados manifestaron que el procesado se echo orines sobre su mano para borrar las huellas de pólvora", se expresó en la sentencia.
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