LA PATRIA | MANIZALES
Llenos de buenos recuerdos, pero adoloridos por la ausencia de la pequeña María José Alzate Rojas, de siete años, quedaron sus seres queridos. A la menor la despidieron ayer en Manizales sus familiares, amigos, compañeros de estudio y la Defensa Civil.
Estaba entusiasmada participando en las actividades de formación de la institución de socorro, en el programa Civilitos. Se vinculó desde hace tres meses, luego de ver las jornadas que realizaban en Chipre.
Su vida se apagó el pasado miércoles, cuando un motociclista, al parecer por exceso de velocidad en un vehículo de alto cilindraje, la arrolló a ella y a otra menor, quien sobrevivió, pero le espera un largo proceso de recuperación.
El hecho sucedió a las 4:30 p.m., cuando las dos amigas intentaron cruzar la cebra entre el CAI y los quioscos de helados, en la Avenida 12 de Octubre.
Civilita
Yamile Andrea, madre de la menor, recordó que dos amiguitas convidaron a María José a que hiciera parte del programa para niños de la Defensa Civil. “Luego le dieron la gorra y la camiseta, ella participaba y hablaba de las reanimaciones y todo lo que enseñan”.
Luz Mery López, coordinadora logística del programa Civilitos en Manizales, indicó que la primera parte de la instrucción para los menores se basa en la lúdica. A través de juegos aprenden lo fundamental de la institución y se relacionan con la misión del voluntariado.
La gorra y la bandera de la institución permanecieron sobre el féretro durante los actos fúnebres. El acompañamiento lo hicieron hasta el último momento, cuando depositaron el cuerpo de la pequeña en la tumba.
“Una guerrera”
La mamá describió a María José como una niña callada, obediente, juiciosa, aseada, impecable. Alumnos del Instituto Integrado Villapilar, donde cursaba segundo grado, también se presentaron a las honras fúnebres.
“Era alegre, con risitas a toda hora. También tímida, porque le teníamos que sacar las palabras. Un angelito”.
Entre los gustos de la menor, la mamá destacó su afición por los dulces, mantener el pelo suelto, aunque por lo regular Yamile le hacía trenzas. “Le encantaban los muñecos en miniatura”.
Recordó: “no le gustaba verme triste. Me decía 'mamá no llore, yo le doy plata', y me daba billetes de mentira”.
Afirma que seguirán siendo una sola. “Manteníamos para arriba y para abajo juntas, a trabajar, al colegio, guerreras las dos. Si me tocaba hasta las 10:00 p.m., hasta esa hora se quedaba conmigo, madrugaba si era necesario. Era guerrera”.
El dato
La familia destacó la atención prestada por las autoridades. A la sala de la velación llevaron, entre otros, un ramo enviado por uniformados del CAI de Chipre, quienes presenciaron el fatal accidente y trataron de auxiliar a la pequeña. El adulto que la atropelló enfrentaría un proceso por homicidio culposo.
Las exequias de la menor se realizaron en el templo María Reina, en el barrio Cervantes. La Defensa Civil acompañó a la familia en todo momento.
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