LA PATRIA | MANIZALES
La pesadilla terminó y duró 2 años y ocho meses. Acabó con la relación de dos familias, vecinas, de un barrio de Manizales, que compartían casi todo. De un lado estuvo un niño de 13 años, que afirmó que el padre de familia de la casa de enseguida tuvo actos obscenos con él. Del otro, el acusado, de 56 años, empleado de una universidad de la capital de Caldas, que logró salir avante después de que se le demostró su inocencia al juez Segundo Penal del Circuito de Manizales. Lo acusaron de acto sexual agravado con menor de 14 años y en concurso homogéneo, pero no lo detuvieron.
El caso ocurrió el 29 de mayo del 2012. El acusado, ante la relación con los vecinos, invitó al menor a que le ayudara a hacer un cerco en el patio de la casa. El niño se sintió cansado y enfermo, por lo que decidió descansar por un rato en la habitación del sindicado.
Según los relatos, la mamá salió a buscarlo y no lo encontró. Preguntó por todo los lugares por él, pero cuando tocó en la habitación del acusado, este se demoró en abrir. Luego, el niño salió recién bañado.
La situación le pareció sospechosa a la señora que, junto a su esposo, le insistió al menor para que contara qué pasó. Al final dijo que su vecino le tocó las piernas y luego los genitales; se bajó la pantaloneta y se masturbó delante de él. Indicó que algo similar ocurrió en enero de ese año en la cocina de esa misma casa. "Me pidió que no le contara a nadie".
La madre creyó en su hijo y decidió denunciar. No importaba que se dañara una amistad de dos años. La pesadilla para ambas familias arrancó desde ahí. Durante el proceso se conoció que el niño sufría trastornos bipolares y que había mentido en algunas ocasiones, por lo que fue necesario entrevistar y obtener conceptos de al menos 10 profesionales entre médicos, psicólogos, siquiatras, entre otros.
Un aspecto clave en el proceso fue que el 20 de junio del 2012 el niño fue llevado a consulta de urgencias por presunto abuso sexual y en el diálogo con el médico la madre expresó que no sabía si era fantasía del menor.
Un aparte del fallo indicó lo siguiente: "No hay pruebas que lleven a concluir que existieron los hechos. También pueden ser fantasías, alucinaciones o trastornos derivados de los quebrantos de salud mental del menor y su núcleo familiar".
El juez consideró también que como las pruebas no eran contundentes, el juzgador debe resolver las dudas en favor del acusado. Además, que el fallo debe dar credibilidad y no puede abordarse bajo la visual de que como es un menor de edad, siempre dice la verdad.
Por eso, el 27 de enero pasado, cuando el juez lo absolvió y archivó el proceso, se cerró esa mala experiencia para el acusado, que ahora se dedicará a disfrutar de su familia y de su trabajo.
LA PATRIA habló con el exsindicado, quien dijo que todo lo dejó en manos del Todopoderoso. "Estoy tranquilo, relajado, en familia y dedicado a mi empleo. Fueron casi tres años muy duros, pero eso para mi ya murió".
Añadió que se llenó de fortaleza y que su esposa y dos hijas lo apoyaron siempre. "No sabíamos en qué andábamos metidos, pues esa familia y el niño se la pasaban metidos en la casa y compartíamos todo. Al menor lo llevan donde brujos. Afortunadamente no me estigmatizaron en mi trabajo", concluyó.
Cuatro meses y 12 días estuvo José Albeiro Rivera Morales en la cárcel. Algunos de ellos en la de varones de Manizales, pero el resto los pasó en el centro penitenciario de Pensilvania. Lo capturaron el 31 de marzo de ese año por el delito de actos sexuales con menor de 14 años agravado, pues supuestamente había abusado de su hija adoptiva en el 2009, en el corregimiento de San Daniel (Pensilvania). Finalmente, el veredicto del juez fue absolverlo del delito y declararlo inocente.
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