LA PATRIA | MANIZALES
Hace 13 años, Evelio Antonio Ladino Bueno cometió actos sexuales abusivos con una menor, de 14 años. Ahora se hizo justicia y pagará 9 años de prisión, según estableció el Juzgado Penal del Circuito de Riosucio.
Los hechos son del 2008. La abuela de la entonces menor víctima, de 7 años, salió a una diligencia y dejó la niña al cuidado de Ladino Bueno, en un barrio de la tierra del carnaval.
El sujeto aprovechó ese momento de soledad para llevarla hasta el baño, donde le quitó su ropa, la manoseó y le practicó otros vejámenes. La afectada se guardó ese episodio por varios años, hasta que en el 2017 decidió contar todo como consecuencia de varios intentos de suicidio que la tuvieron hospitalizada en un centro psiquiátrico de Manizales, información con la cual se inició el proceso de judicialización.
Al señalado lo llevaron a audiencia el 12 de marzo pasado, sin aceptación de cargos y sin solicitud de medida. Se le dictó sentido de fallo condenatorio y la semana pasada le leyeron la pena.
El condenado tiene ahora 54 años y está encerrado en Calarcá (Quindío) por otro caso.
“Ese me dijo que lo acompañara al baño y yo muy inocente me fui con él. Me sentía con miedo, como amarrada, muy extraña, cuando de repente comenzó a manosearme. Desde entonces, no sabía qué había pasado, tenía miedo, me echaba la culpa por haberme quedado callada. Eso hizo que después quisiera desaparecer, tuve intentos de suicidio, no lo hablaba a nadie, me daba miedo expresarse, me daba temor de los demás. Me corté, me sentía frustrada, ahogada, hasta que le conté todo a un sacerdote, quien me ayudó psicológicamente, junto con mamá, quien ese día también se enteró”, narró la víctima, hoy mayor de edad.
Y añadió: “Cuando se inició el proceso con el ICBF lo veía por la calle, me dolía, me traumaba, volvió a tener intentos de suicidio. El psicólogo Sebastián me ayudó muchísimo. Estuve en varios internados psiquiátricos en Manizales y Medellín. Esto fue muy complejo. A los 17 años tuve problemas de drogadicción, pues prefería que Evelio Antonio me hubiese matado, antes de que me tocara. Me decía que eso era apenas un juego”.
Que la mayoría de los casos de abuso sexual con menores ocurran en sus entornos más cercanos tiene un común denominador: la confianza. Precisamente, por eso, suele ser tan difícil identificar a tiempo una situación de riesgo.
De las cosas que el agresor desarrolla en el proceso de abuso es la confianza, tanto con su víctima, como con los cuidadores de esta.
Su objetivo es generar una atmósfera en la que sus intensiones pasen desapercibidas y logren ganar espacios de privacidad donde, finalmente, puedan quedarse a solas con el menor de edad.
Los agresores siempre buscan ganarse la confianza, intentan ser muy cercanos, se inventan actividades lúdicas y recreativas con el propósito de compartir mucho tiempo con su víctima; tienden a ser muy cariñosos y suelen dar regalos sin motivo alguno. También se valen de guardar secretos o de darles dinero como una forma sutil de manipularlos y extorsionarlos.
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