LA PATRIA | MANIZALES
"¿Está muy alteradita?, venga que acá la atendemos", gritaron tres mujeres, naturales de Pereira, desde la celda 4 del Centro de Traslado por Protección (CTP) de la Policía de Manizales, que se sitúa en el barrio Las Américas.
En el pasillo del lugar permanecía una joven, exaltada y en alto estado de alicoramiento, a quien trasladaron desde un establecimiento de la Plaza de Toros, luego de participar en una riña.
Incluso, trató de clavarle unas llaves en el pecho a una capitana de la institución, cuando intentó calmarla. La mujer lanzaba improperios contra los policías. Luego, mientras registraban su ingreso al sitio, se lamentó de estar ahí, pidió llamar a su mamá, dijo que tenía una hija de 17 años y posteriormente rompió en llanto. Minutos después la trasladaron precisamente para el calabozo 4, donde luego se le vio dialogando con las que antes amenazaron con calmarla.
Así transcurrieron parte de las cuatro horas en las que un periodista de este medio estuvo en el CTP, para conocer cómo funciona. Entre las 6:00 de la mañana del sábado y la misma hora de ayer ingresaron a 89 personas. El fin de semana pasado fueron 161.
Este lugar se creó para cumplir con el Artículo 155 de la Ley 1801 del 2016, que les exige a las administraciones locales contar con un sitio destinado para trasladar a las personas que perturben el orden público por estar bajo efectos de alcohol o drogas. La retención, que se da por seguridad del conducido y de los demás, no debe superar las 12 horas.
El intendente Ferney Andrés Hernández, comandante del CTP, indicó que el promedio de traslados de un fin de semana es de 200, al tiempo que miró en un tablero acrílico, al lado de las cámaras de seguridad, el listado de 30 personas (24 hombres y 6 mujeres) ingresadas hasta esa hora, las 10:30 de la noche. Como dato curioso, nueve llevaban el nombre Juan.
"Las fechas más difíciles son Día de la Madre y Amor y Amistad. Esta también era compleja por el pago de la prima, Día del Padre y partido de Colombia", anotó. Cinco minutos después llegaron más personas. Una panel de Policía arribó a la entrada y de ahí bajaron a un hombre, conducido por portar un arma blanca y, al parecer, querer robarle el celular a un ciudadano.
Lo situaron, esposado, sobre un andén de cemento, mientras llenaban el formato de ingreso, le retiraron las pertenencias para guardárselas, con su aval, en un casillero marcado. Luego, imponerle un comparendo, en su caso, por portar arma blanca. "Yo no iba a robar a nadie. Cargo eso por si se me aparecen las liebres", manifestó.
A las celdas no pueden entrar con cordones de los zapatos, cigarrillos, pipas, cinturones o similares, prendas diferentes a las adheridas al cuerpo (chaquetas, busos), objetos de vidrio, entre otros. La idea es evitar que cuenten con elementos para hacerse daño. En un ocasión, un sujeto intentó ahorcarse con el resorte de los bóxer, lo vieron por cámaras y lograron salvarlo.
Al lado del hombre estaba Jhon Alexánder, "llevado de la perra", como se dice popularmente. Lo trasladaron porque daba papaya en la calle, en ese estado, deambulando solo.
"Tengo sed", atinó a decir, mientras los uniformados trataban de ubicar a un familiar para que fuera por él. A los minutos llegó Luis, su papá, y lo recogió, no sin antes comprometerse con que se lo llevaría directo para la casa. "Tranquilo intendente, en la vivienda nos espera la familia para celebrar el Día del Padre", expresó el acudiente, tras firmar la orden de salida.
El comandante del CTP recordó que a este lugar ingresó, en unas ocho ocasiones, William Esteban Hernández Betancur, de 25 años, apodado el Chavo. Lo mataron el 3 de junio en la carrera 32 con calle 21, del barrio Solidaridad, aunque era de El Carmen. Fue el primero de los tres homicidios que van este mes en la ciudad.
"Acá vinieron un pastor, un sacerdote, lo aconsejaron, le hablaron de Dios, al lado de la mamá y la esposa, para que cambiara, pero nada. Incluso le pidieron que se fuera para otra ciudad. Vea cómo terminó", relató el uniformado.
Al recorrer los calabozos se oía de todo. Primero, de fondo, la autoridad pone a rodar una grabación en la que se habla del Código de Policía y sus implicaciones para que, al menos, los conducidos se lo aprendan o se entretengan. "Intendente, intendente, colabóreme, déjeme salir a las 5:30 a.m., que a las 6:00 tengo que trabajar", insistió un joven flaco y pálido, llevado allí bajo efectos de alucinógenos.
En la celda 4, tres mujeres de Pereira, con camisetas de la Selección Colombia, advierten, sin preguntárseles: "Por Manizales no nos vuelven a ver. Esto en nuestra ciudad no existe". Hacían referencia al encierro de 12 horas. Ellas contaron que las Sijín las seguía por cosquilleras, pero no las cogieron en flagrancia. "Nos tienen fichadas, mejor no damos papaya. Robamos por necesidad. Tengo una hija a punto de salir de una universidad del Tolima", agregó una. Las trasladaron al CTP antes de que cometieran algún ilícito.
"Muchos llegan como zombies, no saben ni qué consumen y al día siguiente no se acuerdan de nada. Por ejemplo, hoy (sábado), uno que se les tiraba a los carros por la Ruta 30. Cuando los abuelos, de unos 80 años, lo recogieron, dijo que no sabía qué le ocurrió. Las edades promedio de ingreso son entre 18 y 25 años", aclaró el comandante.
Las celdas se siguen copando. Las personas caminan de lado a lado para distraerse, mientras otras prefieren dormir para que ese medio día pase ligero.
A las 11:22 de la noche arribaron con otro hombre, vestido con camiseta de la Selección, desde el Alto Tablazo. Los patrulleros informaron que la misma familia pidió su traslado, pues, ebrio, amenazaba con un machete a su esposa y acompañantes en la sala de la casa. Fue necesario el uso de la pistola taser, como lo evidenció este medio en el video del procedimiento.
"No quería atacar a nadie, solo que mi familia me dejara tranquilo. Eso da muy duro. Se siente un calambre por todo el cuerpo", manifestó el hombre, en el ingreso al CTP.
Minutos después llegó un tipo de 24 años, pues la mamá pidió que se lo llevaran. Exaltado, manifestó: La cucha está loca, toma pastas para la locura y hoy como que no lo hizo, porque me hizo encerrar. No he consumido nada".
Después de la medianoche el ajetreo fue mayor. Uniformados que condujeron a un hombre salieron con rumbo a su CAI y en la calle vieron a un sujeto, en estado de embriaguez que, con botellón de cerveza en una mano y un cuchillo en la otra, perseguía a otra persona.
Se evitó un homicidio o, mínimo, unas lesiones personales. "Soy buena gente. No sé de qué cuchillo me habla. Vendo tomate y cebolla, trabajo en construcción", repitió.
Luego llegaron con un universitario, habitante de Palermo, quien embriagado se enfrascó en una pelea. Tenía manchas de sangre en su camisa y por la rasca le costaba hablar y dar sus datos. Posteriormente, una mujer de Solferino, tomada, llegó a pedir que dejaran libre a su pareja, pues su hijo y su sobrino, de 24 y 18 años, fueron heridos a las 11:00 p.m. en una pelea en ese barrio.
"Él es el padrastro y quiero que vaya conmigo al hospital a visitarlo. Apenas me enteré de que los lesionaron", argumentó la mujer. La dejaron hablar con el sujeto, quien finalmente le entregó lo que tenía en sus bolsillos y entre los genitales: unos $121 mil. "¿A qué hora vengo por él?", indagó. Le respondieron que podía irse solo, que le dejara siquiera $2 mil para la buseta. La mujer se marchó luego de varios abrazos y besos con su compañero. Efectivamente, las dos personas están recluidas en un centro asistencial, heridas con puñal en el cuello, pero ayer permanecían estables.
La noche avanzó. Una leve pelea se armó en una celda y fue controlada rápidamente. Los ánimos subían. Unos reclamaban por estar ahí, sin ser delincuentes; otro, llevado por riña, se negaba a entregar las prendas y pedía que llamaran a un intendente de la Policía, cuñado suyo, pero a la vez solicitaba compasión porque tenía que madrugar a trabajar.
Unos mas argumentaban que solo celebraban el Día del Padre, como ocurrió en el diálogo entre dos que arribaron sobre las 2:30 de la mañana. "Mi pez, así son las cosas. Solo estábamos de fiesta, ese man empujó a mi cucho y, pues, la sangre es la sangre. Tocó pelear, tocó amanecer acá".
La situación ayer siguió compleja y varias personas fueron trasladadas al CTP. En la tarde se reportaron dos hechos graves: la muerte de Cristian Camilo Suaza Giraldo, con arma blanca, en La Unión. Y una mujer lesionada con arma de fuego, en El Nevado, fuera de peligro. Además, tres lesionados con armas blancas, en el cuello. Dos delicados.
¿Por qué los trasladan?
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