DIEGO FERNANDO HIDALGO
LA PATRIA | MANIZALES
Álvaro Mejía y su esposa, Blanca López, tratan siempre de mantener la sonrisa en su rostro. Así lo hicieron al llegar a las instalaciones de este medio, en busca de un espacio para contar de nuevo su drama, ese que viven desde el 5 de mayo del 2014, cuando su hijo, Andrés Felipe, hoy con 31 años, investigador del CTI, desapareció en las selvas del Guaviare, durante un operativo contra las Farc.
Cayó de un helicóptero. Se sostenía de una cuerda a unos 122 metros de altura, comparable con un edificio de 35 pisos.
Se sentaron en la sala Orlando Sierra de esta Casa Editorial. Álvaro tomó la vocería. Su esposa escuchó atentamente. Y a medida que él habló y relató el suplicio vivido durante este lustro, la voz se empezó a entrecortar.
Con quién no ha hablado o ha buscado hablar este caldense: Ministros, comandantes y hasta exguerrilleros. "Desde la desaparición he hecho lo que está al alcance de mis manos. Fui a San José del Guaviare, sobrevolé la selva, llegamos al punto donde fue la desaparición y notamos desde el aire la inmensidad. Me dije: ¿En qué parte de esta inmensidad puede estar mi hijo? Mi esposa lloró durante todo el viaje".
Recordaron que el día de la desaparición, Andrés Felipe llevaba puestos su uniforme gris oscuro del CTI, unas botas negras y un casco blindado con gafas de protección. Tenía guantes tácticos para el descenso en la soga y rodilleras especiales. No portaba el cuchillo de supervivencia, pero sí una pistola Smith & Wesson MP40 y un fusil M4 Bushmaster.
Álvaro reconoce el apoyo que ha recibido. En la primera búsqueda lo ayudó la Fuerza Aérea, a cargo de un general. La operación se llamó Alfa Faro, en honor al investigador. Al año adelantaron la otra, más técnica, pues habían estudiando mejor las coordenadas de posibles puntos de caída.
"Duraron 20 días, con mejores equipos. En adelante estuve en El Diamante (Caquetá) y hablé con Carlos Antonio Lozada, porque a él era el que iban a capturar ese día. Negó que lo hubiese secuestrado, que no sabía de él. Yo tenía que hacer eso para estar tranquilo, así no se dieran resultados. La Fiscalía ha adelantado lo propia, contactó fuentes humanas, que dan información, pero sin éxito. Personas que van más por el afán de la recompensa, Han jugado con nuestro dolor".
Una fuente humana habló de unos restos. Álvaro dialogó con el coronel encargado de Calamar (Guaviare), le respondió que entrarían, pero que por ahora no, pues unos hombres salieron a vacaciones y el terreno estaba difícil. Esperó y se enteró de que sí ingresaron a finales del 2018, le mostraron fotos y vio a los soldados con el agua hasta el cuello.
"No pudieron hacer mucho. Llegaron a un sitio que notaron como sospechoso y les tocó devolverse. Ahí vamos".
¿Cómo han sobrellevado la situación? Sin acabarle de preguntar, Álvaro respondió que con la fe y la confianza en Dios. Todos los días rezan El Rosario, van a la eucaristía, oran, piden por su hijo. Antes de que pasara esto, el padre decía que era muy impaciente en todo. Con esto que vive se dio cuenta de que le sobra es paciencia y fortaleza, que el Todopoderoso le dio.
"Un pastor evangélico me dijo: No le pida paciencia a Dios, porque usted no sabe cómo será la prueba".
Por la cabeza de los Mejía López pasan muchas cosas al pensar qué sucedió. Al principio no barajaban la opción de algo extraño, pero al hablar con los compañeros de su hijo y de investigar mucho consideraron que por la forma en que Andrés Felipe cayó "hubo algo doloso, pues Lozada estaba planillado para ir a Cuba y no podían detenerlo".
"Él me dijo que estaba a 300 metros del bombardeo, rodeado por muchos helicópteros. ¿Cómo escapó? Le pregunté, pero se rió. Me han cerrado muchas puertas, el presidente Santos nunca me atendió, me mandaban para la Fiscalía. A un general Flórez, encargado de las zonas veredales, lo contacté para que me ayudara con una búsqueda, apoyada por el exguerrillero el Boyaco (recomendado por Lozada), pero llegó un momento en que no me volvió a contestar. Solo por allá no podía ir".
Destacó el apoyo del general Mejía. Gracias a él pudo sobrevolar, perifonear y lanzar volantes. Cuando fue comandante del Ejército se ocupó más, pero nunca se desligó. Le manifestó a Álvaro que tenía un hijo con ese mismo nombre y por eso sentía como propio ese dolor de padre.
El general Navarro asumió el mismo compromiso de ayudarle. "Le pedí hablar con la tripulación, me respondió que sí, pero que no podía obligarlos a hacerlo, pues hay una investigación en curso. No se pudo".
¿Qué sigue? Rogarle a Dios, pedir que no archiven el caso como, aseguró Álvaro, le manifestaron.
Terminó la entrevista. Álvaro y su esposa continuaron sentados. Miraron detrás de ellos una pintura que representa al Sagrado Corazón de Jesús. El padre, esperanzado, sacó su celular y empezó a mostrar fotos. Enseñó las imágenes que conserva de Andrés Felipe, de la vez que cantaron juntos, del grado... La sonrisa regresó a su rostro. Luego, exhibió imagen de la selva, de los carteles de Se busca. En su cara se reflejó de nuevo la esperanza. Hoy, mil 825 días después, recuerdan a su hijo con todo el amor y cariño. La incertidumbre está, pero la fe es más poderosa y seguirá intacta.
Fuentes de la Fiscalía le indicaron a LA PATRIA que la investigación sigue abierta, en manos del Fiscal Noveno Antiterrorismo, pendiente de practicar algunas órdenes de Policía Judicial.
"Con las últimas informaciones disponibles no se ha podido determinar el hallazgo de algún cuerpo o de restos. El proceso sigue activo por desaparición. Líderes indígenas están en la tarea de alertar, lo mismo que estudiantes de la Universidad Nacional, que adelantan un trabajo de campo", expresaron.
Las operaciones son en conjunto con las Fuerzas Militares y, aseguraron, han penetrado la selva con cientos de hombres, sin éxito. Se descartó además un posible elemento u objeto semejante a un cuerpo que, se dijo, había en la copa de los árboles. Se usaron drones para ello. Unos mil 147 hombres lo han buscado por 27 millones de metros cuadrados.
Las Farc desmintieron en abril del 2015 que el agente del CTI estuviese en su poder. En ese entonces, el director del CTI de la Fiscalía, Julián Quintana, aseguró que varios desmovilizados manifestaron que Andrés Felipe estaba en cautiverio.
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