La ausencia de un amigo es considerada nostálgica como la pérdida de parte de nuestro existir; más aún, si esa persona ha sido parte de nuestro entorno familiar. La ausencia de don Octavio Muñoz Bedoya, nos opacó parte de la luz infinita que marca nuestra existencia, ya que este sin igual amigo era un hombre que dejó amplia huella por su buen vivir, gran artista y gran tangófilo de Manizales. Muchas ciudades del país tuvieron de sus manos grandes joyas artísticas realizadas en mármol por sus manos prodigiosas de este grande escultor y lapidario Octavio Muñoz Bedoya.
Por medio de estas notas queremos hacer llegar nuestro más sentido pésame a su apreciada compañera Aura Zuluaga Giraldo como también a los hijos de don Octavio: Luis Octavio, Nelson, Alba Cecilia, Gloria, César, Jairo, Claudia, Lucía y Juan Carlos Muñoz Giraldo.
Que Dios lo tenga en su eterna gloria, donde quizá estará intercediendo por todos nosotros para que en el día de mañana cuando emprendamos el viaje al inconmensurable infinito lo hallemos junto al Creador del Universo esperando nuestra llegada. Paz en su tumba.
Óscar Gaviria Valencia
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