Adiós al gran hombre de mi vida. Quiero despedir a mi papa gritándole: Gracias infinitas al cielo, gracias por haber construido cada paso de mi vida de tu mano. Gracias por haber participado en cada importante decisión, siempre fuiste un faro de luz y un ejemplo a seguir. Gracias por apoyarme en mis locuras, por enseñarme la vida, por trabajar arduamente para hacer de mi, de mi hermano, de mi familia unas mejores versiones de nosotros mismos, nos hiciste buenos seres llenos de valores. Me enseñaste el significado de los sueños, me enseñaste a volar alto y fuiste el escultor de mis 36 años de vida, hoy entiendo cada palabra, cada regaño, solo buscabas la excelencia y quiero que te vayas en paz porque estuviste en este sendero dejando una huella que me llevaré a la tumba.
Fuiste un ejemplo real y viviente que los sueños son para hacerse realidad. Te hiciste a pulso, con vitalidad y vigor. Un orgulloso y alegre montenegrino que llegó a Manizales hace más de 30 años con sed de triunfo y un costal lleno de ilusiones por cumplir. Durante 48 años estuviste al lado de mi madre construyendo un hogar con esfuerzo y tenacidad. En tu trabajo de profesor de tiempo completo dejaste un legado en cada intervención, orgulloso de haber trabajado en la Universidad Nacional, tu casa, tu fuente de todo, entregaste lo mejor de tu vida a esa institución y a tus alumnos. Sembraste una semilla de esperanza en miles de personas que pasaron por tus clases, y dejaste más de 20 publicaciones que hoy todavía no entiendo cómo lo pudiste lograr, un regalo de tu intelecto para el mundo.
Papá que orgullosa me he sentido siempre de ti, fuiste muy especial, recuerdo mi infancia cuando te oía hablar en las reuniones que hacías en la casa, cuando hablabas con tus amigos sobre el origen del universo, de las teorías de cuerdas, del big bang, hoy entiendo lo diferente que eras al resto del mundo, eras un pequeño genio. Fuiste un hombre incansable y con miles de facetas, el padre, el amigo, el profesor, el empresario, tu sueño era construir un banco y lograste lo que pocos han hecho, construir todo un universo con miles de reglas econométricas, generaste empleo en diferentes puntos del país, ayudaste a muchas personas para que su entorno estuviera lo mejor posible, con educación y felices.
Te prometo que seguiré edificando sobre los cimientos que levantaste, te prometo que en algunos años podrás ver esta empresa tan grande como lo quisiste y tanto lo trabajaste. Gracias por tu esencia misma, nos quisiste dejar bien y puedes irte en paz porque nos dejas mejor que eso, gracias por recibir a mis hijos con tanto amor, hasta el ultimo día de tu vida les planeaste sus próximos 50 años, me duele el alma que no hayas podido disfrutar a Antonieta y a Mathias, soñaba con esta Navidad que venía, pero vete sin remordimientos, vete feliz y tranquilo. El universo perfecto me regaló un hombre maravilloso con el que estoy construyendo una familia como siempre la soñé, sé que era tu preocupación y Fabio, será el hombre con el que moriré, será mi bastión y mi norte.
En mi corazón sé que te vas feliz por compartir nuestras vidas con él. Y por último papá, te agradezco hasta el infinito por haber cuidado de mi mamá hasta tu último día, sé que te preocupabas cada día por su bienestar, la cuidaste, la apoyaste, la amaste, jamás dejaste el barco tirado en la mitad de la tormenta, jamás quisiste partir de su lado, pocos hombres como tu. Eres mi admiración, solo me resta decirte gracias infinitas por 36 años de felicidad. Te amo con todo mi corazón.
Tu hija, Lina Cardona
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