Pon tu casco fuerte en mi regazo, escarba, levanta el polvo eterno de milenaria esencia, escarba hasta encontrar mi alma que vigilante espera tu presencia.
Esa blanca, tupida, y rebelde cabellera que coronaba un ser de fuerte contextura
Un ser que se hizo noble de la imaginación el arte de construir la paz.
Se hizo bueno con el tiempo, quizás mas meritorio porque supo enredar en sus entrañas las esencias finitas de bondades y presagios.
Le sirvió su vida par ser bueno y ensañarnos a los nobles ser mas nobles. Desprendernos de las cosas y aferrarnos a los sueños,
Humilde y servicial, no acaparó riquezas, más que espíritu su ser se reventó de fe, a los más incrédulos nos transportó en su alma y nos conmovió de dicha su eterna fortaleza, no flaqueó como los débiles y al final del tiempo dio su paso con suprema gallardía, trascendió el infinito espacio de las cosas al eterno cosmos de energías esenciales.
Escalar peldaños de tupida roca, labrar su roca de aristadas formas, tallar, pulir, hasta encontrar su alma. Allí en la profundidad, su ser alberga al fin ese pensamiento sano que la vida le mostró.
Como será, me pregunto mil veces, ese hombre que creímos que nació humano y el tiempo y sus genes lo transformaron en equino, se volvió temprano un cabalgante alegre de libertades infinitas, que recorrió universos paralelos, praderas llanas y bosque de enseñillo, que enredaron sus rebeldes crines. Sus cascos los mojaron las cristalinas aguas de frescos manantiales.
Anduvo de loco por los aires, como será acercarme a tu costado, acariciar tus ancas y sentir su vaho. Tal vez me estalle el cuerpo en tus relinchos donde apareció alegre y divertido el brioso corcel de indomable espíritu.
Al fin manso y dócil llegó hasta nosotros para quedarse quieto y poder al fin sembrar lo útil de su esencial pureza.
Cabalgar al final a pelo, agarrado de tus crines, sin dejarme tumbar de tu sinuoso lomo y al sacar tus alas cual Pegaso, nos elevaremos juntos por los cielos, esos cielos luminosos de estrellas encendidas.
Quiero al fin cabalgar en tu regazo y acompañarte siempre en tu destino.
Oler, sentir y meditar; quiero solo mi hermano del alma y compañero, ayudarte a llegar a tus establos de paja cálida y fino heno, arroparte con tu manta y acariciar tu frente iluminada relincha al fin en tu alegría y sentir tus cascos y tu esencia acompañar los días que nos quedan.
Óscar Salazar Gómez
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015