Inauguré a mamá Blanca como abuela, joven, bella y desbordada de amor por su primera nieta, entusiasmada de enseñarme todo lo que sabía y de contarme las más increíbles historias que nunca saldrán de mi memoria. El poder compartir mucho tiempo con ella durante mi infancia me formó en gran parte como soy. Pude ver a medida que fui creciendo, como ella también lo hacía como persona, cada vez entendía más su manera de ver la vida, su humor, su calidez, sus virtudes, su sabiduría y hasta sus imprudencias.
Al pasar el tiempo pude ver como los años la hacían más hermosa, sus comentarios y consejos eran más profundos y sabios. Mamá Blanca, como muy pocos seres humanos, llegó a la plenitud de su vejez con su mente y su corazón absolutamente sano, con una serenidad en su alma que solo pueden tener las personas que tienen a Dios presente en todo momento ojalá los que tuvimos el privilegio de compartir con ella algunos de esos momentos aprendamos y apliquemos su ejemplo.
Aunque aprendí muchísimas cosas de ella, lo más importante fue su amor a Dios, su constante oración, su permanente confesión y comunión. Por esto cuando traté de escribir algo para decir en este momento y traté de describir a mamá Blanca con una única palabra se me vino a la mente las palabras del apóstol San Pablo:
“El amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia, el amor no presume ni se engríe, no es mal educado ni egoísta, no se irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Perdona sin limites, cree sin limites, espera sin limites, aguanta sin limites”.
El amor no pasa nunca mamá Blanca eso significarás por siempre para mi amor en su más pura expresión hoy doy gracias a Dios por haber permitido tenerla con nosotros durante todos estos años. Doy gracias porque mis hijos pudieron disfrutarla. Estoy segura que en el cielo están hoy de fiesta, no todos los días se recibe un alma como esta. Solo me resta mencionar la oración que cada momento repetía y que para mi tiene un valor incalculable: Sagrado Corazón de Jesús en vos confío.
Julia Clemencia de Pedroza
Un saludo de condolencia para su familia: Hernán Gómez Uribe, Clara Inés Gómez de Gómez e hijos; Clemencia Gómez Gutiérrez e hijos; Gabriel Alberto Gómez Gutiérrez, Inés de la Cruz Arbeláez Hoyos e hijas; Blanca Lucía Gómez Gutiérrez e hijos, y Eugenio Mejía Arango, Liliana Gómez Gutiérrez e hijos.
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