Mamá Bertha, adoptaste como hijo al tango, fuiste la madre abnegada que acunó en tu regazo dándole vida y grandeza.
En el rezonga funebrero de los fueyes malevos y al discurrir por tu larga longevidad diste al malevaje el sello inconfundible del bailongo en los mistongos arrabales de una ciudad despierta y llena de faroles noctámbulos.
Tu vida se acrecienta al compás de ese tango dormilón y tristón
Los ángeles han nimbado tu cabeza en la gloria celestial. Fuiste la pionera de aquellas voces argentinas que buscaron la inmortalidad en tu tibio regazo. Descansas en paz y te arrullan los ecos lejanos de un bandoneón en la esquina de aquella cortada celestial y arrabalera.
Descansa en paz mamá, que los ángeles dirigen una orquesta y amenizan tu eterna estadía en el Reino de Dios.
Misa septiembre 7 Iglesia San Antonio, 5:00 p.m.
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