Diana Vidal
LA PATRIA | MANIZALES
Tatiana María Henao
Es enfermera jefe de profesión, tiene 27 años y desde marzo del 2021 se vinculó a Assbasalud. Su misión es
llevar las vacunas a cada punto, entregar el biológico en el cuarto frío y supervisar las salas postvacunales.
Además de esto, se encarga de hacer programaciones y reportar cada detalle a la Secretaría de Salud, a la
Dirección Territorial y al Ministerio de Salud.
El proceso de vacunación no termina con el paciente, después de la aplicación Tatiana, en compañía de su
equipo, empieza la ruta inactivadora, que consiste en trasladar los residuos al cuarto frío de Assbasalud. Allá se
depositan en unas tulas y se llevan al laboratorio para ser desactivados. El laboratorio los devuelve y son
envasados en canecas. " Las canecas se rotulan, se marcan, se sacan como desecho biológico y el carro de la
ruta de riesgo biológico viene por este centro piloto para llevarlo a una parte especial que tiene EMAS y quemarlo",
relata la enfermera.
Por otro lado, Tatiana confiesa que con la pandemia llegaron muchos retos, entre ellos la atención al público: "Hay
personas que son demasiado demandantes, hay unos que han sido muy groseros. Entonces hay que tranquilizar
al paciente y explicarle el proceso de vacunación".
Rodrigo Patiño
Rodrigo tiene 56 años, es el encargado de transportar los grupos de vacunación a cada punto de Manizales. Su
día comienza a las 5:00 a.m. en Villamaría, su lugar de residencia. Luego se dirige al centro de salud La Pelusa en
donde lo espera la unidad móvil que conduce. Su jornada laboral no es fija, pues relata que su trabajo es estar
pendiente de que todo salga bien: "En ocasiones salimos a las 3:00 de la tarde o a veces nos vamos hasta las
7:00 de la noche, porque hay que estar disponible para lo que se requiera".Patiño manifiesta ser un hombre
afortunado, su trabajo como conductor empezó hace dos años y medio, y asegura no haberse contagiado.
"Cuando la pandemia estuvo fuerte había que estar prevenido y muy preparado para lo que surgiera. Los cuidados
de bioseguridad fueron claves, pues teníamos que estar en contacto con muchas personas, pero todo salió muy
bien. Por mi parte nunca me contagié y ya tengo las 3 dosis".
A pesar de las restricciones y los cuidados, Rodrigo expresa que su trabajo es honroso. "Servir a la gente es muy
agradable", anota.
Ana María Correa Ruiz
De sus 42 años de vida Ana María lleva 20 desempeñándose como enfermera auxiliar. Es la encargada de llevar
las dosis hasta los domicilios de personas que no se pueden movilizar a los puntos de vacunación designados.
"Las EPS en una base de datos nos reportan los números telefónicos del paciente y nosotros nos comunicamos
con ellos para ir a vacunarlos de casa en casa", comenta Correa.
Ana María expresa que la vacunación domiciliaria ha sido un proceso muy bonito: "Me permite llegar a pacientes
que tienen problemas para desplazarse y son casos que realmente conmocionan porque es un orgullo llegar allá y
decir: Aquí tiene su vacuna, le estamos cumpliendo". Correa agrega que la vacunación domiciliaria ha abarcado
desde niños hasta adultos mayores de 103 años. "Son personas en sillas de ruedas, con parálisis cerebral o que
por la edad ya están postradas en la cama".
De este año de vacunación domiciliaria Ana se lleva la unión familiar y el trabajo en equipo. "Fue un proceso en el
que debimos empezar de cero, no sabíamos para dónde íbamos. Las vacunas fueron un alivio, porque hubo
muchas personas que murieron, así que es muy gratificante para uno ayudar a que los ciudadanos continúen con
vida", relata.
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