B. Eugenia Giraldo
LA PATRIA | MANIZALES
Un grupo de mujeres teje con hilos de colores la que será su primera obra manual de este año. Se unieron luego de sufrir la pérdida de un ser querido. Querían superar el duelo y encontraron en los consejos de la psicóloga Fanny Bernal una puerta sanadora.
Agachada y con las manos ocupadas en su costura, Laura Nelly, una de las 12 participantes, cuenta que en este abril se cumplen tres años de la muerte de su hijo.
Su voz, baja y entrecortada, denota el esfuerzo que debe hacer para hablar de su duelo. “Mi hijo tenía 23 años y cuando lo mataron creí morirme. Este taller Tejer y sanar es lo que me ayudó porque yo sentía que día a día moría igual que él”.
El dolor está, dice, pero ya no es como antes y reconoce que aún le falta perdonar. “Soy incapaz de tener a esa persona al frente y perdonarla. Eso para una madre es muy fuerte. Era un niño sano y buen hijo y otro llega y me lo quita, eso es muy duro”.
La psicóloga Bernal explica que no es lo mismo la muerte por enfermedad que por asesinato o suicidio. “La muerte del hijo de Laura tiene unas connotaciones emocionales muy complejas para ella”.
Sobre el manejo de la rabia, Bernal aclara que es una etapa que demora, porque perdonar no se da por decreto. “Este aparece cuando hemos sanado las emociones que son perturbadoras, como la rabia, la culpa o el deseo de venganza, que son las más fuertes cuando hay un proceso de duelo”.
Agrega que en estos talleres no les piden que olviden o dejen de amar, pero sí darle significado a la vida de cada uno, “porque todos hemos sido dolientes y sobrevivientes de una pérdida”.
Elaborar un muñeco de trapo es otra etapa del proceso y Bernal la define como psicoterapia a través del arte. Cuando la psicóloga les habló de la terapia, la primera reacción de Laura Nelly fue negarse a hacerlo. “Le dije que mi niño no era un muñeco, pero después lo hice. Mi esposo me ayudó a hacer las orejas, le puse ojitos verdes, como los tenía mi hijo, cuando lo terminé sentí algo muy extraño, descansé”, relata la mujer.
Según Bernal, este trabajo, que empezaron el año pasado, es una manera de simbolizar y resignificar la muerte de los seres queridos. “Tenían que hablar del dolor, de lo que sentían y cortar la ropa que era de ellos fue poner en la mesa momentos de la historia familiar y personal, por eso es resignificar simbólicamente la ausencia de ese ser querido”.
Agregó que ese muñeco tiene que ver con el sentido interno de arraigo, de afecto, de urdimbre emocional que se tenía con la persona querida.
Su lugar de encuentro es un salón en el último piso de la Funeraria La Aurora. Gloria Inés Marín, la más sonriente y charlatana, narra su historia y sus ojos se nublan por las lágrimas. “El 8 de septiembre se me murió mi esposo por una mala atención en la perversa Saludcoop”.
“Fue un duelo horrible, porque él fue todo para mí y yo era todo para él, nos quisimos mucho. Casi no puedo salir de ese duelo tan tremendo, pero con ayuda de la doctora Fanny he ido asimilando esta situación”.
Admite que el día más feliz es el miércoles, porque se encuentra con sus compañeras y entre agujas, lanas, risas y llanto se ayudan unas a otras.
Para sanar el duelo, dice, no hay una fórmula, solo que al tejer va quedando atrás el dolor.
Desde hace dos años comenzaron el grupo Tejer y sanar, integrado por viudas, mamás y huérfanas. Bernal cuenta que el objetivo primordial es que salgan de sus casas, se encuentren con otras, conversen acerca de su dolor, lean y reciban apoyo.
Beatriz Delgado
Entré al grupo terapéutico hace dos años porque uno busca cambiar lo cotidiano para ir sanando. Aprovecho para aliviar la tristeza, hay otras personas que nos alientan a seguir. Somos tejedoras de esperanza y de cambio.
Graciela Candela
Hace un año perdí a mi madre, murió de 88 años. Casi me da un infarto, ella murió en mis brazos. Yo la cuidaba y estuve a punto de enloquecerme y en este grupo vengo a compartir, porque a mi mamá la guardo en mi corazón.
Gilma Ospina
Mi mamá falleció después de una enfermedad. Uno se deprime, no acepta las cosas y solo con salir de la casa y desarrollar una actividad llega más liviano. Hay que buscar ayuda para sacar el dolor, la angustia.
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El Centro de intervención y aprendizaje en duelo (Ciad) comenzó en noviembre del 2012 para atender a las personas y familias en duelo en la Funeraria La Aurora. El proyecto surgió de la asignatura de Duelo que dirige la psicóloga Fany Bernal en la Universidad de Manizales.
El taller es gratuito y los últimos jueves de cada mes hay conversatorios sobre duelo, estrategias de afrontamiento, gratitud y perdón.
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Consejos
* Estar atentos a los cambios
* Aprender a tener autocuidado emocional.
* Cuidar el cuerpo, la ingesta de comida, el sueño.
* El descanso es fundamental, así como ayudarse para rebajar el estrés a través de ejercicio físico, lecturas amenas, buen cine.
* Fortalecer las relaciones con las amistades y conversar... conversar del dolor, el miedo, la
soledad, además de ir trabajando el sentido de la vida, de los vínculos, del amor.
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“Cuando las familias llegan a los conversatorios se dan cuenta de que hay personas con otros dolores y escucharse ayuda poco a poco para aceptar la muerte y la ausencia”.
El taller Tejer y sanar comenzó hace dos años. Con sus labores aprenden a aceptar la muerte y la ausencia.
--P
Con cada puntada se teje un hilo de recuerdos que poco a poco alivian y sanan.
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